Las muertes de ciclistas en carretera siguen preocupando y apenas disminuyen en 2020
A nadie le gusta hablar de estos temas, no es plato de buen gusto hablar de las muertes de ciclistas. Pero al mismo tiempo se hace imprescindible si la intención es concienciar a la ciudadanía y presionar a los entes que toman las decisiones, decisiones que pueden salvar vidas. Pero hoy, ya en 2021, sólo podemos analizar lo que ya ha ocurrido: las vidas que se han ido en las carreteras españolas en 2020.
La seguridad vial y en carretera: educación como motor para aumentar la seguridad
No hay otro camino que el de la elaboración de legislación estricta acompañada de una base educativa y formativa de la ciudadanía sobre cómo circular con ciclistas alrededor, y cómo no ponerlos en riesgo. Sin embargo, y aunque cada que pasa parece que la conciencia es mayor, también por el claro aumento de ciclistas en España, hay que lamentar algo: las cifras siguen bajando, pero no lo suficiente. Sobre todo cuando hablamos de ciclistas.
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Las muertes ciclistas en España en 2020
La Dirección General de Tráfico publicó, como cada año, el balance de vidas que se han ido en las carreteras durante el pasado 2020.
Y en esas cifras, nuestros ojos se han ido directos a las de ciclistas. Aquí hay que hacer dos apuntes y luego precisarlas, explicarlas: las muertes ciclistas bajaron en 2020, lo que parece una buena noticia; pero, sin embargo, esta bajada es la menor comparada con otros sectores o medios de transporte.
Sobra decir que cualquier muerte ya nos indigna. No hay buenas cifras en estas cuestiones. Pero hay que intentar analizar esta realidad también desde una óptica cuantitativa, mal que nos pese.
Como decimos, la “buena” noticia es que se ha bajado de 1000 fallecidos en un año por primera vez desde que hay registros históricos, pero hablamos de accidentes de tráfico en general. En total, fueron 870 vidas las que se marcharon, algo más del 21% menos si lo comparamos con 2019.
A estas víctimas también hay que añadir las personas heridas. Hubo que lamentar 3463 lesiones graves por accidentes en carretera, un 22% menos que en 2019.
Pero las cifras, como siempre, no cuentan toda la realidad. En primer lugar, hay algo que no debe pasar por alto: en 2020 hubo prácticamente un 25% menos de desplazamientos. La razón es obvia: la pandemia nos confinó y la nueva normalidad redujo más tarde toda la movilidad. Por lo tanto, estas cifras serían, en condiciones normales, mucho más altas.
Como suele ser habitual, son las carreteras convencionales las que se cobran más vidas. Lamentablemente, estas carreteras tienen el dudoso mérito de ver el 77% de las muertes totales en accidentes. Aquí la bajada es menor con respecto a 2019: un 16% menos, mientras que en grandes carreteras y autovías la bajada superó el 34%.
Y aquí viene lo más grave: de todas esas víctimas, 317 llevaban un vehículo vulnerable o eran peatones. Pero claro, los más expuestos son sin duda los ciclistas, que comparten calzada con el resto de vehículos pero no disponen de sistemas de seguridad en su bicicleta. Incluso la UCI, cuando en carrera no hay esta incidencia, va a tomar medidas.
La funesta cifra de ciclistas es de 36. Sí, 36 ciclistas se dejaron la vida en la carretera en 2020. Esto no supone ni siquiera un 10% menos que en 2019, insistimos, teniendo en cuenta los meses de confinamiento y reducción de los desplazamientos.
Son cifras alarmantes, y no basta con justificarlas debido al incremento del uso de la bicicleta, que obviamente multiplica las probabilidades. Pero ante una vía segura, no importa el número de ciclistas, por lo tanto, el problema está en la base y no en la coyuntura del uso.
Eso sí, un apunte fundamental: de esos 36 ciclistas, 13 no llevaban casco. Esto multiplica las opciones de que el accidente sea grave o mortal. Por eso insistimos siempre.
Por último, hay que decir que tanto DGT como Guardia Civil se han percatado de esta realidad y se han marcado un objetivo, que es reducir esas cifras de ciclistas mejorando la convivencia y respetando las normas de circulación. También haciendo obligatoria la luz trasera. Sin embargo, sigue siendo un poco más de lo mismo, así que es poco probable que eso solvente este gravísimo problema.