¿Realmente necesitas un cambio electrónico?
Con la aparición hace ya algunos años de los cambios electrónicos, se añadió una variable más a la difícil decisión de elegir una bicicleta o mountain bike así como de su equipamiento. Por eso, tomar una decisión de ese calibre, entre cambio mecánico y cambio electrónico, sabemos que no resulta fácil.
Puntos a favor del cambio electrónico
El lanzamiento del Dura-Ace Di2 de Shimano primero, y del SRAM Red eTap posteriormente supuso una auténtica revolución. En primer lugar, porque un cambio electrónico tiene muchos puntos a su favor, es innegable. Por eso vamos a intentar enumerar esos pros para luego contraponerlos a los contras del cambio electrónico e intentar responder a la pregunta real: ¿necesitas tú un cambio electrónico en tu bicicleta o mountain bike?
Un cambio electrónico, como decimos, tiene argumentos a favor de sobra para convencerte:
- La incorporación de mayor tecnología en el ciclismo suele entenderse como sinónimo de más electrónica. No sólo en el ciclismo, la verdad. Pero esto no es del todo así: una tecnología no guarda relación directa con la electrónica, pero sí que es cierto que esta relación ha ido de la mano en los últimos años. Así que sí, montar un cambio electrónico conlleva implantar mayor grado de tecnología. Por supuesto, quizá sea más importante montar un buen plato o una buena cadena, pero el exotismo de la tecnología en el deporte es un punto a favor del cambio electrónico.
- Pero no sólo se trata de un aspecto subjetivo, sino que el cambio electrónico, por supuesto, tiene aspectos evidentes. La facilidad del cambio es quizá uno de los más destacados: con un pequeño click, el trabajo se hace de manera automática. No se tensa cable, sólo se da una orden.
- Además de la facilidad, la precisión del cambio electrónico es mayor. No deja lugar a la imprecisión humana, a la relativa percepción de precisión. Si pones el tercer piñón, la máquina pone el tercer piñón exactamente.
- Esto además permite colocar las palancas de cambio en diferentes lugares, ya que su comunicación es inalámbrica. Evitas cableado y evitas mantenimiento del mismo, y limpias el manillar de palancas y fundas.
- Sobre este ajuste y colocación, en el mountain bike hay que decir que su potencial es incluso mayor, porque el desajuste en mountain bike suele ser mayor por el movimiento que experimentan todos los componentes de la bici. Con el cambio eléctrico, esto se regula solo.
- Por último, el cambio eléctrico te aportará mayor información sobre tu manera de pilotar. Recoger esta información y analizarla después con profesionales y más calma, te puede hacer mejorar cómo ciclista, porque elegir cuándo cambiar y qué desarrollo meter es también una ciencia.
Puntos en contra del cambio electrónico
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Los detractores del cambio electrónico estarán que trinan después de haber leído los párrafos anteriores, pero vamos a darles también argumentos en contra para que vean que por supuesto los hay.
- El cambio electrónico es caro. Sí, el precio, que suele ser un factor de decisión primordial, no ayuda a su implantación. Porque para un ciclista medio, que no necesita tanta precisión ni tanta automatización, desembolsar los más de 1000€ que suele costar un buen cambio electrónico no es una decisión menor. Para la mayoría, está totalmente descartado.
- Pero además, el coste de su mantenimiento también es mayor. Quien lleva años haciéndose su propia mecánica básica, sabe que puede reparar y ajustar su bicicleta o mountain bike con apenas cuatro herramientas. Pero algunos problemas y averías del cambio electrónico exigen pasar por el taller.
- Además, este argumento de la dificultad de reparación autónoma se agrava si tu tipo de ciclismo es ultramaratón o circulas por lugares inhóspitos. Porque en caso de avería, ten por seguro que te quedas tirado. La mecánica sin electrónica se basa en la física, así que con alicates y cable, como dirían los ancianos, se arregla prácticamente todo. Pero una avería en mitad de un desierto de un cambio electrónico supondría un riesgo inasumible, por eso no se suelen usar en este tipo de pruebas.
- Para los globeros y domingueros, que somos muchos, estar pendientes de la carga y de las baterías supone también un tiempo que descartamos. Las condiciones personales de cada cual a veces impiden saber a ciencia cierta cuándo y cómo vas a salir en bici. Así que tener cualquier rutina de carga, por ejemplo, es una odisea, una utopía. Con un cambio mecánico no tienes este problema: arrancas y arrancas.
- Por último, un cambio electrónico es más pesado. Así es, requiere ciertos componentes, sobre todo las baterías, que pesan más que los diseños tan avanzados que tienen los cambios mecánicos. Sí, la diferencia no es abismal, pero pesa más y eso es un punto en contra del cambio electrónico.
En resumen, el cambio electrónico tiene puntos a favor y en contra, como es obvio. Nuestra posición es clara: un ciclista medio no necesita un cambio electrónico. Así de tajante. Porque las ventajas que puede aportar, que son muchas, no compensan los peros. Pero, por supuesto, la decisión es totalmente personal.