En Nueva York no caben más bicis
Si hay una ciudad que se considere capital del mundo globalizado, esa es sin duda Nueva York. Cualquier cifra que se desprenda de un estudio sectorial de la gran urbe, asombra. Así que cuando el análisis se ciñe al ciclismo, los números nublan la vista.
A Nueva York no le cabe una bici más
Actualmente, el número de bicicletas en Nueva York es de tal calibre que la ciudad asume que es imposible disponer de toda la infraestructura de carriles bici y aparcamientos necesaria para absorber tal situación. Si ya era puntera, su apuesta por la bicicleta con la crisis del coronavirus ha terminado por agigantar la magnitud del fenómeno ciclista en Nueva York.
RECOMENDADO
Nueva York prepara una reordenación urbanística sin precedentes para que las bicicletas tomen la ciudad tras el Covid-19
Esta propuesta de ley pretende proteger a ciclistas de ataques terroristas como el de Nueva York
15 buenas razones para moverte en bici por la ciudad
Motivos para moverte con una eBike por la ciudad
Las 10 mejores ciudades de España para ir en bici
Lista completa con los ciclistas mejor pagados de 2024
Vamos con esas cifras: actualmente, Nueva York tiene alrededor de 2200 kilómetros de carriles bici, y puede albergar alrededor de 56000 aparcamientos de bicicleta, según un estudio del Ayuntamiento neoyorkino que recogía el diario El País.
Pero, frente a esas cifras, ¿cuántas bicicletas hay en Nueva York? Pues nada más y nada menos que en torno al millón y medio de bicicletas.
Todos los datos ciclistas de Nueva York
Pero es que además, estas cifras absolutas se refieren a bicicletas de propiedad privada, porque a ellas hay que añadir una cifra más: las casi 40.000 bicicletas de alquiler que Citi Bike pone a disposición de los usuarios en la Gran Manzana.
Los datos que el Ayuntamiento de Nueva York sacaba a la luz siguen siendo abrumadores si analizamos el número de viajes, en torno al medio millón diario. Y esto se debe a que en la última década, Nueva York ha visto cómo se doblaba el número de ciclistas, alcanzando cifras que no se corresponden con la realidad del resto del territorio estadounidense, que se queda prácticamente en la mitad de sus cifras.
El gran problema, como comentábamos, ha sido absorber todo este contingente de bicicletas urbanas tanto privadas como públicas, y darles una infraestructura segura y amplia, y la posibilidad de estacionarlas de modo también seguro. Esto segundo, el aparcarlas, ha sido imposible, de forma literal.
Por eso, muchos ciclistas portan sus bicicletas al hombro hasta sus propios domicilios o hasta sus puestos de trabajo. No es raro ver una bicicleta en una oficina cualquiera, o apoyada a la entrada de un apartamento neoyorkino.
El precio del transporte, la magnitud de la ciudad, el tiempo empleado en moverte con otro medio o la intención de disfrutar de Nueva York desde otra perspectiva, están sumiendo a la Gran Manzana en una manzana agujereada por millones de ciclistas. Y nosotros nos alegramos porque, muy probablemente, marque el rumbo de otras muchas ciudades alrededor del Mundo.