Nueva York estudia prohibir las bicicletas eléctricas de manera inminente
Los incendios provocados por baterías de bicis y patinetes eléctricos se están convirtiendo en un auténtico problema para Nueva York, que estudia un veto completo en sus calles previo a una legislación más exigente que los equipare con los vehículos de motor, obligándoles a contar con seguro y licencia. Una problemática que se une a la causada por las modificaciones que muchos usuarios realizan para conseguir evitar la limitación de velocidad a la que sus motores pueden aportar asistencia.
Las bicicletas eléctricas en el punto de mira de las autoridades de Nueva York
Hace unos días, uno de los concejales del ayuntamiento de la ciudad de Nueva York presentaba una propuesta para la prohibición de patinetes y bicicletas eléctricas en dicha ciudad mientras no se pueda garantizar su seguridad, proponiendo incluso una legislación que los equiparara a los vehículos a motor.
La preocupación de las autoridades de Nueva York por estas nuevas formas de transporte es una preocupación que viene de atrás. Pero nó por los accidentes en los que se ven involucrados o lo que su presencia pueda afectar al tráfico motorizado como se pudiera pensar. Sino por el tremendo aumento del número de incendios provocados por baterías de litio, a menudo versiones chinas compradas por internet para mejorar las capacidades de las de serie y que no cuentan con ninguna homologación ni certificación de calidad.
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Desde el mes de noviembre de 2022 se ha contabilizado la espeluznante cifra de 191 incendios causados por baterías de litio en los que se han producido 140 heridos y 6 muertes, una cifra que cuadruplica a los que se produjeron en 2020.
De hecho, la ciudad ya estaba trabajando en varias propuestas para contar con un registro de baterías y así poder garantizar la homologación de las mismas.
El problema de las baterías de patinetes y bicis eléctricas es sólo uno de los que se ven afectados estos nuevos de movilidad sostenible que, a raíz de la pandemia fueron la opción elegida por muchos para evitar las aglomeraciones del transporte público y que resultan una forma barata y eficiente de desplazarse a través del denso tráfico urbano.
Aquí en Europa sin embargo, el problema principal no viene tanto dado por los incendios, que también se producen sino por las modificaciones realizadas por los propios usuarios para mejorar las prestaciones del motor y que en muchos casos son causantes de la siniestralidad asociada a estos vehículos.
No hay que olvidar que en Europa la asistencia ha de cesar cuando el vehículo alcanza los 25 km/h, cifra que es sorteada por muchos usuarios mediante modificaciones, más sencillas o complejas en función del modelo de motor pero que pueden ser realizadas siguiendo las indicaciones que se pueden encontrar en distintos foros de internet relacionados con estos vehículos eléctricos.
Unas modificaciones que a nivel legal pueden tener serias consecuencias en caso de accidente ya que circular en un vehículo no homologado supone una ilegalidad lo que se encuentra entre las exclusiones de los seguros de responsabilidad civil por lo que ningún seguro se haría cargo de la misma en caso de accidente con un vehículo modificado.
Aparte, en lugares como países bajos, donde bicis y patinetes eléctricos deben de circular por los mismos carriles bicis que las bicicletas convencionales, estos vehículos eléctricos que circulan a grandes velocidades se han convertido en protagonistas habituales de accidentes dada la estrechez y diseño de sus carriles bici.
También problemático, algo que ha llevado al ayuntamiento de París a plantear un referéndum entre sus ciudadanos para decidir acerca de la prohibición de patinetes de sharing, es la visión que tienen muchos usuarios de patinetes y bicis eléctricas de que no conducen un verdadero vehículo, lo que muchos interpretan como tener barra libre para circular indistintamente por las aceras y las calzadas sin atender a las normas de circulación y generando constantes situaciones de peligro para los peatones que han llegado incluso a producir fallecidos.
Una complicada papeleta para las autoridades de tráfico, máxime cuando, al menos en España, son las ciudades las que cuentan con competencia para regular la movilidad dentro de su municipio, lo que genera una gran disparidad de situaciones legales sin que ninguna de las ciudades consiga encontrar el encaje ideal a estos vehículos cuyas capacidades superan a las de las bicis convencionales pero no llegan a ser la de los vehículos motorizados.