Perder peso vs ganar fuerza ¿qué es mejor en el ciclismo?
Hablar de W/Kg se ha vuelto habitual en el ciclismo a la hora de describir el rendimiento de un ciclista, pero, ¿qué tiene mayor importancia?
Peso y fuerza, dos caminos para mejorar como ciclistas
Desde los primeros tiempos de este deporte, todos tenemos en la cabeza la imagen del ciclista delgado hasta el extremo, menudo y con todos los músculos de sus piernas perfectamente definidos sobre la bici.
Y es que todos tenemos claro, de forma empírica, que a la hora de pedalear lo más rápido posible cuando la carretera se pone cuesta arriba, pesar poco es una ventaja. Una eficiencia que la popularización del uso de los medidores de potencia y la ciencia del deporte y el entrenamiento han definido con la conocida relación entre peso y potencia.
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No sólo se trata de pesar poco, sino de ser capaz de aplicar la mayor fuerza posible. Una combinación que, evidentemente, tiene unos límites ya que aumentar la fuerza que el ciclista es capaz de ejercer se corresponde con un aumento de la masa muscular, lo que implica un aumento de peso. Por otro lado, la reducción de peso también tiene unos límites ya que el organismo necesita un mínimo de grasa corporal, que se suele fijar entre un 6 y un 8 %.
Es por ello que el peso óptimo de un ciclista implica muchos factores, en primer lugar la fisionomía del propio ciclista. En nutrición se diferencian tres somatotipos. Por un lado estarían los ectomorfos, esas personas que tienen una delgadez natural y que, sin duda, corresponden con la imagen típica que tenemos de un ciclista. En el extremo opuesto estarían los endomorfos, individuos que tienden a acumular grasa. El último somatotipo son los mesomorfos, que son personas cuya genética les hace ser músculados de forma natural.
Habitualmente, los individuos no se encuadran en un único somatotipo, sino que suelen ser una combinación de al menos dos. Si nos centramos en el ciclismo, dependerá de donde se encuadre el ciclista para determinar sus cualidades y decidir si ha de priorizar un peso reducido o la ganancia de fuerza.
Si hablamos de un ciclista que ha de dar su mayor rendimiento en las montañas, evidentemente un peso reducido supondrán menos gasto energético que, en el caso de pruebas por etapas, supone que el ciclista pueda contar con fuerzas necesarias para mantener su nivel hasta el último día.
En el extremo contrario tenemos a los velocistas, que han de generar una increíble potencia durante poco más de 30 segundos. Para ellos el peso no juega ningún papel y sí la fuerza necesaria para generar más vatios.
Entre medias tendríamos a los ciclista todo terreno que se desenvuelven bien en una amplia variedad de situaciones y destacan en clásicas y otras pruebas de un día, recorridos que habitualmente no acumulan un desnivel excesivo y en los que las altas velocidades son denominador común.
Este tipo de ciclista todoterreno ha de combinar ambos parámetros en su justa medida, siendo fuertes para poder desenvolverse en terreno llano donde el peso no juega un papel relevante y, a su vez, mantener un peso lo suficientemente ajustado para sortear las pequeñas dificultades orográficas, ya sean muros o cotas que se suelen incluir en estos recorridos.
El caso de Wout van Aert
Si un ciclista de hoy en día nos permite describir la relación peso potencia y cómo podría modificar su rol priorizando uno u otro parámetro ese es Wout van Aert.
Según los datos públicos, el belga mide 1,90 cm y pesa 78 kg. Esto le descartaría de entrada para estar entre los mejores en las altas montañas. De hecho, se trata de un corredor de pura potencia que históricamente ha destacado en la disciplina del ciclocross y, tras su salto a la carretera, se ha mostrado como un excelente clasicómano y uno de los mejores contrarrelojistas del mundo.
Sin embargo, también lo hemos visto junto a los mejores durante el Tour de Francia en duros puertos de Alpes y Pirineos. Podemos apostar que, para hacerlo, durante la disputa de la grande boucle habrá tenido que pesar al menos 2 o 3 kilos menos de esos 78 que anuncia su ficha oficial. Lo contrario le supondría tener que generar unas cifras de potencia desproporcionadas durante, por ejemplo, la casi una hora que le supuso la ascensión a la Croix de Fer o el Galibier donde le vimos trabajar.
También lo hemos podido ver insertado en fugas donde prima más el factor táctico y el saber usar las fuerzas de cada uno en el momento preciso. Sin embargo, no lo veremos junto a los favoritos para la general en un puerto final de etapa donde los mejores ciclistas del mundo son capaces de ascender a cifras en torno a 6,5 W/Kg.
Con todo, hemos podido escuchar a quienes lo postulaban como un posible ganador de Tour de Francia, aunque también se señalaba que para lograrlo debería centrar su preparación en este objetivo y afinar su peso al límite, algo que sin duda, le impediría disputar sprints frente a los mejores velocistas del mundo o regalarnos exhibiciones como su cabalgada en los últimos 10 kilómetros de la etapa que finalizó en Calais.
¿Peso o fuerza con qué nos quedamos?
Recapitulando lo que os hemos contado, la respuesta a esta pregunta sería un depende. No vamos a negar que perder peso dentro de parámetros saludables siempre va a ser una mejora que podríamos definir como gratuita al no requerir mayor esfuerzo que el necesario para cuidar metódicamente nuestra alimentación.
Por su parte, conseguir generar más potencia, durante más tiempo, supone muchos meses de entrenamiento.
En cualquier caso, como indicábamos antes, priorizar uno u otro parámetro dependerá también de nuestras características físicas y del terreno en el que pretendamos destacar. Si la gran mayoría de nuestros recorridos se desarrollan en el llano cobrará más importancia la capacidad de generar potencia que si vivimos en una zona de montaña en la que no queda más remedio que subir y bajar puertos constantemente.
Elijas uno u otro camino, te recomendamos que te pongas en manos de un nutricionista si tu objetivo es disminuir el peso, para lograrlo de forma saludable y centrando la reducción en la pérdida de grasa y no de masa muscular que tendría como repercusión una pérdida de fuerza.
A la hora de trabajar la fuerza y conseguir que nuestras cifras de vatios sean mayores, nada como confiar en un entrenador titulado que planifique nuestros entrenamientos para afrontar nuestros objetivos con las mayores garantías.