La difícil relación entre perro y ciclista
El perro es el mejor amigo del hombre, salvo si va dando pedales sobre su bicicleta. Estos animales, quizá azuzados por su viejo instinto de cazadores, quizá por simple curiosidad, sienten una extraña atracción por los ciclistas. Todo el que haya tenido uno lo sabe: es ver un individuo pedaleando y lanzarse tras él.
Hoy vamos a profundizar en esa compleja relación entre hombres y ciclistas, cómo debemos comportarnos en caso de vernos atacados por uno de ellos.
Los perros salvajes, el verdadero peligro
Un perro domesticado rara vez supondrá un problema para el ciclista. Suelen estar bien educados y con su dueño cerca, por lo que en caso de emergencia se podría solventar la papeleta con facilidad. Son los perros asilvestrados, los que se usan como guardianes de fincas, naves industriales o desguaces, los que suponen un verdadero peligro.
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Estos perros viven, en ocasiones, en condiciones lamentables. Ausencia de higiene, mala alimentación o incluso malos tratos y un entrenamiento específico para atacar intrusos, son circunstancias que les convierten en animales agresivos y peligrosos.
Por fortuna en la mayoría de los casos todo se quedan en un susto. Unos cuantos ladridos, unos metros tras tu estela y ya está. Pero hay veces que pasa a mayores. En este caso lo recomendable es dar aviso a la Guardia Civil -si se trata de zonas rurales- o a la Policía Local -en zonas urbanas-.
¿Qué hacer si un perro te ataca?
Ahí van las instrucciones a seguir si alguna vez te ves atacado por un perro en una salida en bici. Esperemos que no tengas que ponerlas en práctica, pero son las recomendaciones habituales en estos casos:
- Mantén la calma. Sí, es muy fácil decirlo tecleando en mi ordenador y no ante un animal de cuarenta kilos que me enseña los colmillos. Pero hay que ser frío y actuar con racionalidad. Seguramente solo quiera que te alejes de "su territorio", así que evita entran en pánico, gritar o hacer aspavientos.
- Nunca le ataques. No emplees palos ni otros objetos amenazadores, ni tampoco le intentas ahuyentar con las manos como si fuese una mosca. Si el perro se siente amenazado, atacará. Y ahí llevas las de perder.
- No aumentes la velocidad. Ya dijimos más arriba que el movimiento a gran velocidad saca a relucir los instintos depredadores del perro. Aléjate de él pero hazlo andando con tu bici, sin prisa. Hazlo dándole la espalda para que no pueda saltar a tu rostro.
Hasta aquí nuestra visión sobre la relación entre perro y ciclista. ¿Te has visto alguna vez en una situación así? ¿Cómo saliste de ellas? Te leemos encantados en nuestras redes sociales.