Peter Sagan se despide del ciclismo, pero ¿por qué ha marcado una época?
A sus 33 años, el eslovaco Peter Sagan puso el pasado domingo fin a su carrera deportiva. Uno de los ciclistas más grandes de todos los tiempos al que llegamos a asociar inevitablemente con el maillot arcoíris de Campeón del Mundo que conquistó en tres ocasiones, pero también con el verde del Tour de Francia que hizo suyo un año tras otro.
Peter Sagan pone fin a una carrera con 121 victorias
Tras 15 años como ciclista profesional, el eslovaco Peter Sagan ha decidido que hasta aquí llega su camino en el ciclismo profesional de carretera, con la participación hace unos días en la que fue su última carrera, el Tour de Vendée en la que finalizó en un discreto 9º puesto. Continuará un año más, según anunció hace varios meses, compitiendo en mountain bike, la disciplina en la que dio sus primeras pedaladas.
Una retirada que se produce con apenas 33 años tras unas últimas temporadas en las que Sagan venía siendo una sombra del ciclista que nos maravilló en la anterior década, siendo quizás el primero en dejarnos grandes exhibiciones en casi todos los terrenos, salvo la alta montaña, en unos años donde el ciclista era bastante más conservador. Ahora, quizás nos hemos mal acostumbrado con los Pogacar, Evenepoel, Van Aaert o Van der Poel pero, hasta hace unos años ese tipo de exhibiciones eran bastante más complicadas de ver y hombres como Peter Sagan fueron esenciales para mantenernos enganchados al ciclismo.
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Arrancaba Peter Sagan su carrera como ciclista profesional en el modesto equipo eslovaco Dukla Trencin-Merida para, ya al año siguiente, atraer las miradas de la escuadra italiana Liquigas donde no tardaría en conseguir su primera victoria al máximo nivel. Concretamente, en la París-Niza al imponerse en la 3ª etapa en un grupo reducido frente a algunos de los mejores ciclistas del momento como Alberto Contador, Joaquim Rodríguez o Tony Martin. Victoria que repetiría un par de días más tarde.
Poco a poco fue asentándose en el máximo nivel del ciclismo hasta que, a finales de 2011 se destaparía con su debut en La Vuelta, su primera grande, en la que conseguiría vencer 3 etapas cosecha que repetiría al año siguiente, el de su consolidación entre los grandes, en su debut en el Tour de Francia, donde también se haría con el maillot verde de la clasificación por puntos.
Un idilio con el verde que se repetiría nada menos que en 7 ocasiones, récord de la prueba y no sólo limitándose a ganar etapas y puntuar en los sprints intermedios, sino también buscando fugas, algunas incluso en etapas montañosas, sobre el papel, poco apropiadas para un ciclista que principalmente tendríamos que encuadrar como clasicómano aunque con una punta de velocidad que le ha permitido ganar sprints puros a lo largo de su carrera frente a los mejores.
Sin embargo, si una carrera se ha asociado inevitablemente a Peter Sagan esa es el Mundial, uno de los retos más difíciles del ciclismo y que el eslovaco consiguió hacer suya en tres ocasiones, igualando en el palmarés de ciclistas que más veces han conquistado del arcoíris con Merckx, Binda, Van Steenbergen y Óscar Freire, pero el único que logró conquistar tan preciada prenda durante tres años consecutivos lo que nos llevó a no imaginarle con otro maillot que no fuera ese.
Primero fue en el Mundial disputado en Richmond en 2015, con un ataque en una de las subidas de la última vuelta a la que nadie pudo responder. Al año siguiente, en el insulso Mundial de Doha, sobreviviría, por los pelos, a los abanicos que rompieron la carrera y dejaron un grupo reducido en el que, pese a la presencia de ciclistas tan rápidos como Cavendish, Boonen o Matthews, lograba imponerse en la llegada con insultante facilidad. Finalmente, en 2017 hizo lo propio en el Mundial disputado en Bergen donde llegaba un gran grupo y donde, de nuevo, se imponía con autoridad en el sprint.
Lograba Sagan su primer mundial en 2015 tras haber abandonado después de 5 años la estructura de Liquigas para saltar al Tinkoff-Saxo, un fichaje, según las malas lenguas, influenciado por Specialized que, desde entonces lo convirtió en imagen de marca, una colaboración que aún continúa y que, seguramente, siga presente tras su retirada del ciclismo profesional.
Si todo este historial fuera poco, también puede presumir Peter Sagan de tener en su haber las dos grandes clásicas de los adoquines. En 2016, nos regalaba un tremendo espectáculo en el Tour de Flandes, destrozando la carrera en el Oude Kwaremont para, finalmente rematar en el Paterberg al Sepp Vanmarcke, el único que había resistido el primer envite, ni siguiera un portentoso Cancellara persiguiendo desde detrás pudieron con el eslovaco ese día.
En 2018, ya en las filas de Bora-Hansgrohe, nos volvía a deleitar con una nueva exhibición, esta vez sobre el pavés de la París-Roubaix con un portentoso ataque a nada menos que 54 kilómetros de la llegada. Únicamente el suizo Silvan Dillier, único superviviente de la fuga del día, que consiguió agarrarse a la rueda de Sagan fue testigo en primer plano de la tremenda victoria.
En el debe de Peter Sagan una carrera que parece inexplicable, dadas sus características como ciclista, nunca logró vencer. Hablamos de la Milán-San Remo, en la que ocupó el segundo lugar del podio en 2013 y 2017 y que, sin embargo, pese a partir siempre con la vitola de favorito, no consiguió añadir a su nutrido palamarés. Por algo dicen que la Primavera es la clásica más difícil de ganar.
Más allá de sus triunfos, Peter Sagan ha sido, ante todo, un corredor mediático, lo que sin duda sorprende por la cierta timidez mostrada en las distancias cortas. De él no nos podemos olvidar de sus peculiares celebraciones de sus triunfos, de ser el primer ciclista que empezó a sorprender al público con sus caballitos, como en la meta de la Gante-Wevelgem que conquistó en 2013, sólo una muestra de su enorme habilidad en la bici que nos deja algunos descensos y algunas salvadas tremendamente espectaculares.
Un ciclista que sin duda ha marcado una época y, tampoco hay duda posible, seguro que ha sido el espejo en el que se han mirado algunos de los jóvenes portentos del ciclismo actual que han copiado su desparpajo y su ambición a la hora de buscar la victoria.