¿Contienen plomo tus bidones de agua?
La seguridad alimenticia de los bidones que utilizamos en nuestra bici en entredicho tras detectarse el uso de plomo, un metal de elevada toxicidad, en los bidones metálicos de la marca Stanley que muchos eligen como alternativa a los habituales bidones de plástico por diversas razones como evitar el sabor a plástico.
La seguridad alimentaria de los bidones Stanley en duda
Aunque la mayoría siempre habréis utilizado los tradicionales bidones de plástico, en los últimos tiempos se han ido popularizando determinados modelos de bidones metálicos que ofrecen algunas ventajas respecto a los convencionales.
La mayoría de modelos metálicos cuentan con una capa de aislamiento que permite mantener la bebida fría o caliente durante varias horas. Aparte, eliminan de un plumazo el para muchos insoportable regusto a plástico de los bidones estándar. Otras de las razones por las que suelen ser elegidos por aquellos que realizan rutas de bikepacking o ultradistancia es por su durabilidad y, por qué no, en un mundo en el que la foto en Instagram es tan importante como la ruta que hagamos, los bidones metálicos a juego con nuestro cuadro de titanio a medida siempre son un plus.
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De entre los variados modelos de bidones metálicos disponibles en el mercado, una de las marcas más populares es Stanley, firma que ahora se enfrenta a una importante polémica en lo que respecta a la seguridad alimentaria de sus productos, incluso a demandas, tras descubrirse que se utiliza plomo en su elaboración, un metal prohibido para estos usos desde hace años por su toxicidad para el organismo.
La marca se ha defendido explicando que el plomo únicamente era utilizado a modo de sellado en la parte inferior de sus productos en la zona donde en la unión de la carcasa externa y el recipiente interno ya que cuentan con una construcción doble separada por un material aislante que permite mantener la temperatura del líquido que introduzcamos. El uso de una cantidad mínima de plomo y que este se sitúe totalmente fuera del contacto tanto con el líquido como del usuario son los argumentos utilizados para descartar totalmente cualquier tipo de riesgo en el uso de estos bidones.
En todo caso, ante el varapalo para la imagen de la compañía tras detectarse el uso de plomo, a la marca no le ha quedado otra opción que apuntar que ya se encuentran trabajando para buscar sistemas de sellado alternativos a fin de eliminar totalmente el plomo de sus bidones.
No es la primera vez que la seguridad de los bidones ciclistas se pone en entredicho. También los bidones de plástico han pasado por esto en a lo largo de los años y han ido eliminando de su composición ciertos componentes que se han ido calificando como potencialmente nocivos. En la actualidad prácticamente todos los fabricantes de bidones aseguran que no emplean plásticos que contengan sustancias como Bisfenol-A, Ftalatos, metales pesados o PFAs. De hecho, es cada vez más relevante la preocupación por crear modelos lo más respetuosos posible con el medio ambiente buscando cada vez plásticos más biodegradables e incluso bioplásticos que tienen su origen en material vegetal en vez e en el petroleo.
Marcas de bidones que también cuentan con algunos modelos metálicos y, tras el caso de Stanley se han apresurado a señalar que sus bidones no contienen plomo, salvo Camelback quien ha reconocido que utiliza el plomo como sellador de las dos estructuras que separa la capa aislante y que, al igual que en los modelos de Stanley, esto no supone riesgo para la salud al no poderse producir contacto entre el plomo y la bebida o el usuario.