Por qué Portugal es el mayor fabricante de bicicletas de Europa
Con más de 2,6 millones de bicis fabricadas en 2020, Portugal es el mayor productor de bicicletas de Europa. Te contamos cómo han llegado a serlo.
Las bicis europeas no vienen de oriente sino de Portugal
Estamos acostumbrados a oír hablar de Taiwan cuando se habla del origen de las bicicletas que utilizamos. Esto es cierto cuando hablamos de bicis de gama alta, cuadros exclusivos de carbono que las marcas elaboran en aquella lejana isla que cuenta con la tecnología más avanzada para la manipulación de la fibra de carbono.
Sin embargo, en muchas ocasiones perdemos la perspectiva de que estas bicis deportivas son sólo una minoría de las que se fabrican al cabo del año. Bicicletas urbanas, de uso recreativo o modelos para niños suponen el principal volumen de fabricación de bicicletas y sí, muchas de ellas se fabrican en la vecina Portugal.
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La región en torno a la ciudad de Águeda, a mitad de camino entre Oporto al norte y Coimbra al sur se ha convertido en el epicentro de la industria ciclista en Portugal. Una historia que arranca a mediados del siglo XX y que en los últimos años ha recibido un fuerte impulso condicionado por las condiciones que hemos vivido.
De hecho, varias son las marcas reconocidas que disponen de factorías propias en estas tierras como son el ejemplo de Orbea, BH o SRAM, además de muchas otras que fabrican para los mercados del norte de Europa o suministran componentes a muchas otras firmas punteras. Las razones para este éxito industrial son varias.
1. Tradición
La primera fábrica Portuguesa de bicicletas, la Fabrica Nacional de Bicicletas, se fundó por estos lares en el año 1922. Para entonces, la región ya era un importante centro de la industria metalúrgica que, al igual que ocurrió en otros lugares del mundo, fue diversificando su producción hasta el creciente mundo del ciclismo que demandaba cada vez más unidades de este medio de transporte rápido y barato.
Sin embargo, fue tras la Segunda Guerra Mundial cuando las compañías internacionales pusieron su vista en Portugal. Las primeras en hacerlo fueron varias firmas británicas que vieron en tierras lusas un lugar con las condiciones perfectas para deslocalizar su producción y abaratar costos, un proceso que años más tarde se repetiría a gran escala con el traslado de la producción de la mayoría de marcas hacia el lejano oriente. Pese a ello, Portugal ha sabido mantener unas condiciones destacadas como productor de bicicletas y suministrador de componentes.
2. Medidas proteccionistas de la Unión Europea
La crisis económica de 2008 tuvo, como una de las consecuencias, el establecimiento de una serie de medidas antidumping por parte de la Unión Europea para proteger al mercado de la Unión de la invasión desmedida de productos orientales.
Esto supuso para muchos fabricantes que, por su volumen de negocio y otros factores, dejara de ser interesante recurrir a proveedores orientales lo que les obligó a buscar nuevas alternativas. El este de Europa y, por supuesto, la asentada industria portuguesa tomaron entonces el testigo incrementando su importancia como suministradores de componentes ciclistas de calidad.
3. El covid y la crisis de Ucrania
Aunque para el resto del mundo la pandemia de covid que paralizó la economía mundial durante el 2020 supuso un mazazo en su crecimiento, tuvo efectos colaterales que la industria ciclista portuguesa ha sabido aprovechar. La afectación sufrida por las redes de suministro y cuyos efectos aún se dejan notar dos años después, hicieron que muchas marcas se vieran obligadas a buscar proveedores alternativos y, claro, allí estaba la industria portuguesa esperando con las manos abiertas y ofreciendo de paso una reducción de costes de transporte por la mayor proximidad de sus fábricas.
Unas redes de distribución a las que también ha afectado la crisis de la guerra de Ucrania como confesaba hace unos meses la firma alemana Cube lo que, sin duda, también ha redundado en un aumento de la importancia de la estructura productiva de Portugal. Todo esto, ha tenido como consecuencia un aumento del 39% de las exportaciones de productos ciclistas desde Portugal
4. Colaboración entre compañías
El apoyo que se han brindado entre sí las distintas empresas ciclistas del país vecino también han sido claves en el desarrollo de esta actividad en torno a la región de Águeda. De hecho, el sector genera 8.000 puestos de trabajo directos, una cifra que crece hasta los 25.000 si tenemos en cuenta los suministradores locales que proporcionan los diferentes productos y materias primas que las compañías del sector del ciclismo necesitan para su producción.
Para destacar la importancia de este tejido industrial, la patronal portuguesa de fabricantes de bicicletas creó hace unos años el sello Bike Value Portugal para destacar el buen hacer de los productos elaborados bajo ese sello, promocionar la industria ciclista lusa y atraer inversiones internacionales que continúen impulsando la economía local.
5. Inversión en tecnología
Pese al éxito cosechado en los últimos años y que ha colocado a la industria portuguesa en el liderato Europeo de la fabricación de bicicletas, no se han dormido en los laureles y mantienen las inversiones en tecnología para mejorar las capacidades productivas de sus fábricas. Esto incluye un parámetro tan de moda como el de la sostenibilidad, con fábricas más eficientes energéticamente hablando y teniendo en cuenta la reducción de la huella de CO2 generada.
Aunque tradicionalmente la industria ciclista portuguesa se ha basado en el trabajo del aluminio y el acero, no son pocas las compañías que, poco a poco invierten en tecnología de fabricación en fibra de carbono y que tiene como ejemplo la apertura de la primera fábrica automatizada de fabricación de cuadros de carbono fuera de Asia.