Probamos la nueva Specialized Tarmac SL8: vuelta a un ligereza y agilidad olvidada
Hemos poddio probar una de las primerísimas unidades de la S-Works Tarmac SL8. Un auténtico misil destinado a convertirse en otro superéxito de la marca y que da respuesta a aquellos que añoraban esas bicis ligeras que aceleraban con tan sólo un pequeño impulso extra de nuestras piernas.
Specialized Tarmac SL8, la bici más completa
Tras toda la expectación que ha generado la Specialized Tarmac SL8 desde su presentación hace unos días, hemos tenido la posibilidad de poder rodar con ella poníendola a prueba en las carreteras de la Sierra de Guadarrama.
Ya en la propia presentación que la marca hizo a la prensa pudimos sopesar la bici que podéis ver en las fotos que acompañan estas líneas. Un evento en el que pudimos conocer los detalles de cómo se ha creado esta Tarmac SL8 y comprobar la palpable ligereza de la bici en uno de sus dos montajes, en concreto el de SRAM Red AXS, tope de gama S-Works con el cuadro Fact12r, la máxima calidad disponible en la marca de Morgan Hill.
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Antes de comenzar a pedalear aprovechamos para detenernos en los detalles y comprobar más de cerca como la prominencia de su pipa de dirección no resulta ni mucho menos aparatosa sino que sigue unas líneas muy sutiles. También nos sorprendió, sobre todo teniendo en mente la anterior SL7 que primaba más la aerodinámica, cómo se ha reducido ostensiblemente la sección de sus tubos, de hecho, sólo la zona de la pipa de la dirección y el tubo diagonal nos transmiten una sensación clara de bici aerodinámica.
Otro detalle que nos llamó la atención fue el de sus ruedas y cubiertas. La marca ha optado por equipar de serie esta Tarmac SL8 con cubiertas de 700x26c. Sin embargo, sus ruedas Roval Rapide CLX II, por cierto, unas ruedacas que no se inmutan ante los cambios de viento pese a su generoso perfil. Decíamos, que sus ruedas cuentan con 35 mm de ancho externo y 21 de garganta por lo que prácticamente se comen unas cubiertas del mínimo balón utilizable en estas llantas. Es algo meramente estético pero que llama la atención.
Herramienta de precisión
El lugar elegido para poner a prueba la bici es el conocido puerto de Canencia, uno de los clásicos de la vertiente madrileña de la Sierra de Guadarrama que, por su cara norte ofrece un campo de pruebas perfecto para sacar conclusiones en las pocas horas que hemos podido disfrutar esta máquina.
Comenzamos bajando tras la pertinente sesión de fotos. Una sesión donde ya nos tocó realizar numerosos sprints y en donde comenzamos a darnos cuenta de lo fácil que es lanzar la Tarmac SL8. Es increíble que, con tan poco material en el bloque de la caja de pedalier, parte baja del tubo diagonal y los ínfimos tubo de sillín y vainas la Tarmac SL8 se sentía tan sólida, sobre todo teniendo en cuenta que en estas situaciones arrancas con todo, plato grande mediante, prácticamente desde parado para pasar lo más rápido posible por delante de la cámara.
Pero, os íbamos a hablar de la bajada. Para nosotros, a la hora de probar bicis, el lugar donde realmente ves de qué están hechas estas máquinas. Una bici puede ser superligera, tremendamente rígida pero, si a la hora de lanzarte a toda velocidad en la bajada de un puerto no te aporta confianza, rebota y te saca de la trazada a poco que el asfalto no es perfecto o te obliga a corregir la trazada constantemente, de poco sirve. Sobre todo si hablamos de una bici de competición en las que se apura al máximo en cada frenada y cada curva.
Como no podía ser de otra forma en una bici de competición en general y a lo largo de todas las generaciones de la Tarmac, la posición sobre la bici es agresiva. Pese a montar varios separadores debajo del espectacular cockpit Rapide, la posición es agresiva al agarrarnos a la curva del manillar. Colocación pura de ataque con la espalda casi horizontal y el centro de gravedad muy bajito.
El puerto de Canencia resulta una delicia para bajar ya que cuenta con prácticamente todo tipo de curvas que se pueden encontrar en un puerto. Curvas rápidas de trazar con apenas una insinuación, curvas largas y rápidas con mucho apoyo, horquillas lentas o codos muy cerrados de máxima inclinación además de algún pequeño cambio de pendiente en los que salir acelerando.
Decir que la sensación es como si lleváramos semanas rodando sobre esta bici y no unas pocas horas deja a las claras las bondades de esta Tarmac SL8. Destacaríamos sobre todo la precisión que muestra a la hora de elegir la trazada, allí donde apuntas allí diriges la bici sin necesidad de corregir la trazada en ningún momento. Algo destacable sobre todo en una curva de esas que no parece acabarse nunca al comienzo del descenso en la que la bici se sostiene perfectamente o en una doble curva para atravesar un puente que con esta bici podemos hacer en una única trazada con tremenda facilidad.
Respecto a anteriores generaciones, es difícil de percibir, pero nos atreveríamos a decir que a nivel frontal ha ganado en rigidez algo que nos perrmite sentirla con más aplomo. En todo caso, como en todas las generaciones de Tarmac que han pasado por nuestras manos, os recordamos que estamos hablando de un purasngre de competición. No es una bici permisiva en los descensos sino que se trata de una máquina en la que se busca la máxima agilidad. Requiere cierta habilidad para llevarla rápido. En todo caso, hay que destacar que la mejora en el peso también ha redundado en la mejora de esa agilidad, algo de agradecer sobre todo al enlazar curvas donde resulta muy muy fácil cambiar de inclinación.
Las bajadas también nos permiten apreciar de forma sencilla las dotes aerodinámicas de una bici. ¿No os habéis dejado caer en una bajada en paralelo nunca con un compañero y de repente uno de los dos se iba por delante y al otro le tocaba dar pedales o meterse a rueda para evitarlo? Aunque sea algo en lo que afectan múltiples factores, hasta la calidad de los rodamientos de las ruedas, es principalmente una cuestión de aerodinámica. Pues bien, esta Tarmac SL8 gana velocidad de forma pasmosa.
Escaladora nata
Llegados al valle toca exprimir la otra faceta de esta Tarmac, sus capacidades escaladoras. Una primera parte tendida nos permite ir cogiendo ritmo y la verdad que nos sorprendemos a nosotros mismos aguantando el plato grande más de la cuenta. Como ya avanzábamos antes, la bici se siente muy sólida, tanto delante como en la zona del pedalier, por lo que no nos da pereza estirar más el plato y mantener la inercia poniéndonos de pie.
Poco a poco la pendiente aumenta y nuestra limitada forma nos obliga a buscar una actitud más conservadora. Plato pequeño y a buscar cadencia donde seguimos percibiendo que la bici avanza fácil. Nos pide acelerar aunque hemos de mantener la cabeza fría para asumir que nuestro físico no es capaz de llegar hasta los requerimientos de la bici. Una pena porque podemos entrever que se puede subir muy muy rápido con ella.
Nos ha gustado que nos ha permitido recuperar unas sensaciones que quizás se habían perdido en parte con el modelo SL7. Nos referimos a esa percepción que de las bicis escaladoras puras. En el anterior modelo, como decíamos antes, se había priorizado la aerodinámica al unificarse con la Venge y contaba con muchas características de esta. Esta SL8 vuelve al camino y realmente, si tuviéramos que encuadrarla en un rango nunca la definiríamos como una bici aerodinámica pese a que los número indiquen que se ha mejorado en este aspecto.
De hecho, entre las cosas que nos iban pasando por la cabeza mientras íbamos hiperventilando en las rampas más duras del puerto, que no llegan a superar el 9% salvo en lugares puntuales, tratábamos de imaginar cómo sería esta bici con unas ruedas de perfil bajito, sin salir de la marca, con las propias Roval Alpinist CLX de la marca. De hecho, apostaríamos que algún que otro corredor utilizará esta combinación en la próxima Vuelta a España durante las etapas de montaña.
No cabe duda de que Specialized lo ha vuelto a hacer, se ha sacado un auténtico bicicletón de la manga y nos permite recordar unas sensaciones de ligereza y agilidad que creíamos olvidadas con las máquinas de los últimos años, todas por encima de los 7 kg que, si bien no es algo que tenga gran influencia en el rendimiento, si resta sensación de agilidad a las bicis. Esta Tarmac baja de esa cifra psicológica y lo hace sin renunciar a esas mejoras que las bicis modernas han ido incorporando en los últimos años: aerodinámica, frenos de disco, cables por dentro, cubiertas anchas, tubeless, llantas de perfil alto…
Como en otras ocasiones, no nos extrañaría que esta fuera la tendencia a seguir por los modelos que se vayan lanzando a partir de ahora pese a que, no lo neguemos, las bicis aerodinámicas puras siguen teniendo un tipo de usuario y un terreno donde resultan realmente apetecibles.