Los pinganillos restan emoción y la UCI ya los está quitando de la competición
La Vuelta a Burgos, que se disputa durante esta semana, está siendo el escenario elegido para el debut de las nuevas medidas de seguridad y para favorecer el espectáculo que la UCI ya anunció hace un par de meses junto con otras como el establecimiento de un sistema de tarjetas amarillas o la zona de protección variable en los finales de etapa que ya se implantó en el Tour de Francia.
Seguridad y espectáculo llevan a la UCI a probar un ciclismo sin pinganillos
A comienzos del mes de junio, haciéndose eco de las propuestas en materia de seguridad emitidas por SafeR, la UCI tomaba la decisión de establecer varias medidas que se irían probando a partir del mes de agosto. En la primera carrera importante tras la vorágine de los Juegos Olímpicos de París, la UCI ha comenzado a poner en marcha una de las medidas más controvertidas al estar relacionada con el uso de los pinganillos que permiten la comunicación constante entre el director y los ciclistas.
Durante la primera etapa de la Vuelta a Burgos 2024 se competirá sin pinganillos a fin de comprobar si tiene incidencia en el desarrollo de la carrera y, sobre todo, en la seguridad ya que el principal objetivo que se busca es reducir el número de caídas. El segundo experimento se realizará en la quinta etapa en la que únicamente dos corredores del equipo llevarán pinganillo, siendo ellos los responsables de comunicarse con el director y de transmitir las pertinentes órdenes al resto de sus compañeros.
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Como decíamos, el uso de los pinganillos es controvertido. Por un lado se acusa a este elemento de haber coartado la libertad del ciclista a la hora de atacar, de buscar cortes de decidir si colaborar o no. Muchos incluso alegan que ha generado una generación de ciclistas sin capacidad de decisión y, lo que es peor, sin visión de carrera y que han de preguntar en todo momento lo que han de hacer antes de hacerlo.
Por otra parte, también se imputa al pinganillo ser uno de los responsables del aumento de caídas que se ha vivido en los últimos años. En el ciclismo actual, los equipos tienen completa información de las dificultades de cada tramo del recorrido o de donde entra viento de costado. Es por ello que, constantemente, los directores insisten a sus corredores a través de la emisora que estén juntos, que se posicionen en la parte delantera del pelotón, etc. Obviamente, cuando todos los equipos tratan de estar agrupados y delante no hay sitio para todos generándose una tremenda tensión en la que es inevitable que acaben llegando las caídas.
Sin embargo, desde el lado de los equipos y ciclistas, los máximos defensores de su uso, se apunta que los pinganillos sirven para avisar al ciclista de las dificultades que van a ir encontrando en el recorrido como estrechamientos, isletas, rotondas, etc. Aparte, la comunicación constante con el coche permite que, en caso de sufrir una avería o necesitar, ir avisando para que todo esté listo cuando este llegue a la altura del ciclista con lo que pueda necesitar: rueda delantera o trasera, bici completa, agua o sales, etc.
Un aspecto con el que han acabado los pinganillos es el de la imprevisibilidad de las carreras ya que, en todo momento, el ciclista es consciente de la situación de carrera: cuántos ciclistas van escapados, si hay algún hombre peligroso entre ellos, qué diferencia tienen más allá de la información proporcionada por las motos de cronometraje que han seguido ejerciendo, si van apretando fuerte o no, si algún ciclista ha sufrido una avería o caída.
Retirar los pinganillos es algo que la UCI está probando ahora en carreras, digamos, convencionales. Sin embargo, todos los años podemos disfrutar de una carrera en la que no se utilizan pinganillos. Se trata del Mundial de Ciclismo una prueba que, habitualmente, resulta tremendamente espectacular.
Hace unos días también hemos podido ver otra prueba donde no se permiten pinganillos como es la de los Juegos Olímpicos. Fue curiosa la imagen de Remco Evenepoel, en el momento de sufrir el pinchazo que nos tuvo con el corazón en un puño a apenas 4 kilómetros de la llegada, pidiendo con ansia una bici de repuesto sin saber si su ventaja era mucha o poca. Y tras la misma, pedir a las motos de carrera referencias de tiempo, algo también achacable al mejorable servicio de las motos de cronometraje.
En la misma carrera también fue curiosa la imagen de Christophe Laporte tirando fuerte por detrás junto a Matteo Jorgenson desconocedor de que, por delante, luchando para conseguir la medalla de plata, iba su compañero Valentin Madouas. Y si nos vamos un poco más lejos, en los Juegos Olímpicos de Tokio, en la carrera femenina, se fugaba al comienzo de la prueba Anna Kiesenhofer junto a otras corredoras que fueron siendo neutralizadas mientras ella conseguía mantener la ventaja y lograr la medalla de oro. Algo más de un minuto después cruzaba la meta la gran favorita de aquella prueba, Annemiek van Vleuten creyéndose ganadora al desconocer que aún quedaba una ciclista por delante.
Lo que resulta extraño es que en ningún círculo se plantee una solución intermedia como puede ser que sí esté permitido el uso de los pinganillos pero conectados a la señal de Radio Vuelta. De esta forma, los ciclistas podrían estar informados de situación de carrera y dificultades del recorrido pero no se verían coartados por los mensajes de su director quien, por otro lado, sí podría escuchar a un ciclista pidiendo algo. En cualquier caso, habrá que ver el resultado de estas pruebas que está realizando la UCI para ver finalmente en qué se concretan.