Qué es la economía del ciclismo y por qué es fundamental en tu rendimiento

El ciclismo es un deporte en el que no siempre gana el más fuerte. Gestionar las energías disponibles y nuestras fuerzas para disponer de ellas en los momentos decisivos de las carreras es esencial para convertirse en un ciclista ganador. Una ecuación en la que podemos maximizar el resultado si, además, somos capaces de, ante un mismo esfuerzo, gastar menos que nuestros rivales.

Ahorrar energía, la clave para la victoria en ciclismo. Mejorar la economía del esfuerzo vital para lograrlo.

A menudo habréis escuchado eso de la táctica CBR, o sea, Comer, Beber e ir a Rueda. Una expresión que no hace sino resumir una de las máximas del ciclismo que sugiere que hay que mantener las energías siempre lo más altas posibles, tanto reponiendo lo gastado como ahorrando esfuerzos. Una táctica que tiene la finalidad de disponer de las máximas fuerzas cuando lleguemos al momento decisivo de las carreras o, simplemente, de los piques en las salidas de fin de semana con nuestra grupeta.

Como en todo deporte de resistencia un concepto relacionado con las energías que es capaz de ahorrar un ciclista es el de economía del esfuerzo que viene a expresar lo eficiente que resulta ese ciclista ante un determinado nivel de intensidad de forma que, el ciclista que tenga más economía de esfuerzo será más eficiente y necesitará menos energía que sus rivales.

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La economía del esfuerzo implica muchos factores, desde los ahorros que logramos mediante la aerodinámica, el peso más reducido para necesitar menos vatios en las subidas, o un material perfectamente ajustado y de la mejor calidad para que la resistencia a la rodadura sea también la menor posible.

Sin embargo, el término economía del esfuerzo suele centrarse más en el aspecto metabólico, es decir, la eficiencia del organismo a la hora de generar vatios con un determinado gasto de energía. Obviamente, el objetivo será, adecuando el entrenamiento, conseguir generar la máxima potencia con el menor consumo posible.

Cómo mejorar la economía del esfuerzos

A la hora de trabajar la economía del esfuerzo son varias las cosas que podemos hacer para que nuestro organismo realice una gestión más eficiente de las energías, comenzando, como no podía ser de otra forma en un deporte de resistencia precisamente por el trabajo de volumen a baja intensidad. Y es que, los entrenamientos aeróbicos, ninguneados en ocasiones en una época en la que se buscan resultados rápidos y los entrenamientos de alta intensidad parecen querer sustituir a los de fondo, siguen resultando claves para crear una base física que nos permita crecer sobre buenos cimientos.

Los entrenamientos aeróbicos de larga duración ayudan mejorar la eficiencia de las células de formas que se pueden movilizar y utilizar con mayor facilidad los sustratos grasos, una fuente de energía casi inagotable en el organismo y, lo más importante, hacerlo a niveles de esfuerzo más elevados.

La fuerza es otro de esos aspectos históricamente olvidados en el ciclismo y al que cada vez se presta más importancia. Obviamente, con una masa muscular correctamente trabajada podremos generar más fuerza sobre los pedales con el mismo nivel de esfuerzo lo que, al fin y al cabo, se traduce en más vatios. Aparte, unos músculos correctamente adaptados soportan y recuperan mejor de los esfuerzos de gran intensidad.

El último aspecto, también, por lo general, bastante olvidado, tiene que ver con la biomecánica y la técnica de pedaleo. Pedalear de forma redonda, ejerciendo el grueso de la fuerza en la bajada del pedal y siendo capaz de acompañar en la subida de la pedalada para evitar que la recuperación de la pierna reste en vez de sumar. Aplicar la fuerza lo más tangencial posible a la circunferencia de la pedalada o ser capaces de pasar los puntos muertos que se producen el la vertical de cada vuelta a los pedales puede suponer un importante plus de energías gratuítas.

Como otros aspectos del ciclismo, la técnica de pedaleo también es entrenable aunque, cuanto más tiempo llevemos montando en bici y más interiorizado tengamos nuestro gesto de pedaleo más difícil será de cambiar.

Para trabajar la técnica de pedaleo habrá que tener un óptimo ajuste biomecánico y aplicar una serie de ejercicios, como el clásico pedalear con una sola pierna, que ayudarán a que cada vez seamos más eficiente y cada pedalada tenga menos energías desperdiciadas.

En todo caso, el resultado final de aplicar todas estas técnicas será el buscado, ser capaz de ir más rápido gastando menos, el santo grial de todo ciclista deportivo que tenga el rendimiento como objetivo primordial.