Qué es la bicicleta de invierno y por qué está desapareciendo
No hace tanto, los ciclistas reservaban la bici buena para cuando llegaba el buen tiempo y tocaba afrontar los principales objetivos que se habían marcado. Mientras tanto, habían venido entrenando con la bicicleta de invierno, una máquina de combate, más económica y resistente que machacar sin miramiento en esos días de lluvia y suciedad en las carreteras. Hoy en día pocos son los que mantienen una bici de estas características.
La bicicleta de invierno, una costumbre de otra época
Muchos de los que leéis esto no habéis vivido la época de las bicis de acero y aluminio, bicis a las que las condiciones meteorológicas invernales machacaban mucho, llegando a aparecer óxido en cuadros y componentes o, en el caso de las bicis de aluminio incluso acelerando la fatiga del material inherente a al aluminio.
Es por ello que en aquella época los ciclistas solían tener dos bicis. La buena, que se equipaba con el mejor grupo, las mejores ruedas, componentes y tubulares pata negra en perfecto estado de revista. Siempre estaba impecablemente limpia y engrasada lista para ser utilizada en jornadas señalas. Por otra parte, se tenía el muleto o la bicicleta de invierno. Una máquina más de combate, con un cuadro más normal, un grupo inferior y ruedas más resistentes que ligeras.
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Una bici que se usaba principalmente para machacarla en los entrenamientos durante esos meses de invierno en los que te tocaba lidiar con la lluvia o las carreteras sucias y a la que costaba menos sustituir cualquier pieza de desgaste. Aparte, como sólo se utilizaba para ese uso, solía estar equipada con guardabarros para afrontar con garantías esos días de perros.
En la actualidad esa costumbre se está perdiendo. Únicamente aquellos que cambian de bici y pueden permitirse mantener la vieja la suelen conservar, en muchos casos, simplemente para colocarla de forma indefinida en el rodillo. Unas bicis que rara vez vuelven a pisar la carretera si no es porque la principal sufra alguna avería que nos deje sin ella más tiempo del deseado.
Está claro que, con el precio de las bicis actuales pocos son los que pueden permitirse tener dos bicis del mismo tipo para alternar. Aunque una de ellas sea de gama media, las bicis actuales con un mínimo de calidad para alguien que se pueda plantear tener una bici de invierno ya es importante.
Aparte, en la actualidad, quien más o quien menos, además de la bici de carretera también tiene la mountain bike, la bici urbana, la de gravel. Por cierto, estas últimas podrían considerarse por su versatilidad y la capacidad para resistir un trato duro como lo más parecido a una bici de invierno que podemos encontrar en la actualidad.
Aparte, tenemos que tener en cuenta las limitaciones de espacio. A menudo ya es difícil meter en un piso bicis de dos tipos como para encima tener que duplicar alguna de las que tenemos. Además, no podemos olvidar el factor social. En esta época de redes sociales, quién tiene una bici pata negra quiere presumir de ella en cada salida y eso implica también utilizarla en invierno. En todo caso, a los modernos cuadros de carbono, a las ruedas actuales con rodamientos sellados y cerámicos o a los grupos electrónicos les afectan mucho menos las inclemencias del tiempo que a las antiguas bicis de acero.
En lugar de tener una bici de invierno lo que sí siguen manteniendo algunos es unas ruedas más de combate, de aluminio, de perfil más bajo para lidiar con los días de viento y montadas con cubiertas de entrenamiento, resistentes a los pinchazo y de mayor durabilidad para ser utilizadas en el día a día, reservando las ruedas de carbono y sur exquisitos rodamientos para la salida de fin de semana en la que buscamos lucirnos en la grupeta o ya para cuando llega el verano.
En cualquier caso, realizando un mantenimiento correcto de la bici, donde la limpiemos y lubriquemos, especialmente tras días de lluvia y carreteras mojadas, y sustituyamos a su debido tiempo los componentes de desgaste, principalmente la cadena que es la que más sufre con las carreteras mojadas y sucias, podemos utilizar sin temor nuestra bici durante todo el invierno ya que, como decimos, el carbono no se ve afectado por la lluvia o la humedad.