Qué es la pulsera que lleva Van der Poel
Lo que no se mide no se puede mejorar. Un principio que implica contar con la mayor información posible que pueda ayudar a mejorar el rendimiento del ciclista. Los monitores de actividad, como la pulsera Whoop, se han convertido en un complemento ideal que permite recopilar datos físicos del ciclista durante las 24 horas del día para comprobar que el denominado entrenamiento invisible se realiza de la mejor forma posible.
Todo bajo control con la pulsera de actividad Whoop
La información se ha convertido en uno de los pilares del mundo actual. Un paradigma que no es ajeno al ciclismo donde tener en cuenta cada mínimo parámetro que pueda afectar al rendimiento del ciclista es crucial para cuantificar su influencia y poder incidir en él en consecuencia.
Esto explica el auge que el Big Data está teniendo en el deporte en general y en el ciclismo en particular, a fin de optimizar el procesado de unas cantidades de información ingente.
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Hasta hace poco tiempo, a la hora de cuantificar el rendimiento del ciclista y esencialmente se usaban los datos obtenidos en los entrenamientos y en las competiciones, una información que lleva décadas disponible a través, primero de los pulsómetros y en la actualidad con los datos de potencia además de los diferentes test a los que se sometían los ciclistas.
Sin embargo, quedaba a un lado el llamado entrenamiento invisible, la actividad que realiza el ciclista más allá de sus entrenamientos en la que la alimentación y la recuperación constituyen pilares fundamentales, no sólo a la hora de asimilar los entrenamientos realizados sino para saber cuándo el organismo del ciclista es capaz de aceptar nueva carga de entrenamiento y en qué cantidad.
Para controlar esta faceta inexplorada del entrenamiento se ha normalizado la utilización de monitores de actividad como la pulsera Whoop que comenzaron a popularizar algunos jugadores de la NBA y que en la actualidad se pueden ver en las muñecas de muchos ciclistas, no sólo los miembros del EF Education-EasyPost, escuadra a la que Whoop patrocina.
¿Qué aporta Whoop?
Conocer ciertos parámetros fisiológicos del ciclista es un plus para los entrenadores a la hora de cuantificar de forma más precisa la carga de entrenamiento que aplican a sus pupilos y que hasta ahora sólo se estimaba en base a modelos genéricos.
Gracias a la monitorización las 24 horas del día de parámetros como la frecuencia cardíaca, la variabilidad cardíaca, temperatura, horas y calidad del sueño, frecuencia respiratoria o nivel de actividad, las pulsera Whoop consigue establecer un perfil de cómo funciona el cuerpo del ciclista. Una información mucho más completa y detallada que las típicas pulseras de actividad que se han popularizado entre los deportistas y que muestran una información muy general sobre los pasos que se caminan, las horas de sueño…
Esta cantidad y detalle de información es lo que justifica el modelo de negocio de Whoop mediante el pago de una suscripción para acceder a los datos, lo realmente importante de Whoop y que queda patente en la sencillez de diseño de la propia pulsera que se limita a un dispositivo minimalista sin ningún tipo de pantalla o interfaz que nos muestre datos en vivo. Lo que queramos conocer ha de ser a través de su aplicación, ya sea en el móvil o en el ordenador.
Aparte, la sencillez del dispositivo Whoop está pensada para que el uso continuo no interfiera en la actividad del ciclista, sin cuando hace deporte ni en su vida cotidiana. Por ello, ademas de en la muñeca, se puede llevar el dispositivo en un brazalete o en alguna de las prendas diseñadas para albergar el Whoop como shorts, sujetadores deportivos, camisetas interiores, mallas de running, bañadores e incluso ropa interior.
Los datos proporcionados por la pulsera Whoop permiten al entrenador no sólo adaptar los entrenamientos y su intensidad con total precisión sino también incluso anticipar cuando el ciclista va a caer enfermo. Sin embargo, su gran ventaja es también, la cantidad de información que proporciona, es también su talón de Aquiles, ya que hace falta tener unos ciertos conocimientos para sacar todo el provecho posible a este monitor de actividad por lo que por ahora su uso parece ceñirse a deportistas de alto nivel como los ciclistas profesionales.
En cualquier, si nuestro nivel no es ese, siempre podemos beneficiarnos de los datos esenciales como la monitorización del sueño, el estrés asociado a las actividades diarias y los entrenamientos, o el control de la recuperación que sí son parámetros entendibles por el usuario medio aunque cada uno tendrá que cuantificar cómo aplicarlos a su planificación de entrenamientos y si merece la pena pagar una suscripción para conocer esa información básica que otros monitores de actividad deportivos también son capaces de aportarnos.
En cualquier caso, la pulsera Whoop inauguró un paradigma, el de la monitorización continua de nuestros parámetros, que seguramente, como ocurrió en el pasado con los pulsómetros o más tarde con los medidores de potencia, seguramente se convierta en una de las piedras angulares del control de los entrenamientos, incluso para los ciclistas aficionados. El tiempo nos lo dirá.