Qué es la variabilidad cardíaca y cómo te ayudará monitorizarla
Aunque el entrenamiento hoy en día se centra en los vatios, nuestro corazón aún puede proporcionarnos mucha información sobre nuestro estado de forma y la asimilación de los esfuerzos. La variabilidad cardíaca define cómo late nuestro corazón y permite a los modernos ciclocomputadores calcular desde nuestra fatiga acumulada hasta estimar el VO2max.
Variabilidad cardíaca: escucha a tu corazón para llevar un entrenamiento óptimo
Hoy en día, con la popularización del uso de los medidores de potencia son muchos los que prescinden de la tradicional cinta del pulsómetro. Sin embargo, los entrenadores siguen prefiriendo que se use este accesorio ya que las pulsaciones, aunque no sean precisas para determinar la intensidad del esfuerzo, nos proporcionan otros datos acerca del efecto del entrenamiento en el organismo.
Una de los principales datos que se obtiene de uso del pulsómetro es el de la variabilidad cardíaca, una medición de cómo varían los latidos del corazón a lo largo de un intervalo de tiempo determinado.
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La variabilidad cardíaca se basa en que los latidos del corazón no son regulares sino que sufren pequeñas modificaciones de milisegundos en el ciclo entre latido y latido. Esta irregularidad en el ritmo del corazón se debe a cómo controla el sistema nervioso autónomo el funcionamiento del corazón.
Este sistema nervioso autónomo se divide en dos ramas, el simpático que toma el control cuando el organismo es sometido a situaciones de estrés y que es el responsable de acelerar el ritmo cardíaco. Por otro lado, el sistema parasimpático es que encargado de devolver al organismo a la calma y una de sus funciones es ralentizar el ritmo cardíaco.
Cuando el organismo se encuentra relajado, ambos sistemas trabajan a la par, diciéndole al corazón a la vez por un lado que acelere y por otro que vaya más despacio, por lo que la variabilidad cardíaca es mayor. Por el contrario, cuando estamos cansados o en una situación de estrés es el sistema simpático el que domina por lo que la variabilidad es menor.
La variabilidad cardíaca es fácilmente medible a la vista de un electrocardiograma, simplemente midiendo la distancia entre los picos de la gráfica que se generan en cada latido. En la actualidad, muchas cintas de pulsómetro modernas son también capaces de medir este parámetro que los ciclocomputadores y otros dispositivos son capaces de interpretar.
¿Para qué sirve medir la variabilidad cardíaca?
Como habréis intuido, la variabilidad cardíaca nos ofrece una buena forma de determinar si nuestro organismo está fatigado o no. Garmin, es quién más ha tratado de sacar partido a este dato y sus ciclocomputadores son capaces de interpretarlo de diversas maneras.
Por un lado, precisamente para su objetivo esencial, definir si estamos o no recuperados tras entrenamientos anteriores. Pero también consiguen relacionar el dato de la variabilidad cardíaca con otros valores como el VO2max de forma que son capaces de ofrecer una estimación bastante aproximada del mismo. Incluso los dispositivos de última generación también lo utilizan para calcular el umbral de lactáto, los niveles de sueño o la respiración.
En el ámbito de los equipos profesionales, además de servir para comprobar cómo asimilan los corredores los esfuerzos, la variabilidad cardíaca es un indicador que permite anticipar cuando un ciclista va a caer enfermo, algo que pudo comprobar el ciclista de EF Education-Easy Post Neilson Powless, al que le detectaron valores anormales de variabilidad cardíaca tres días antes de caer enfermo y dar positivo por covid.
Otro uso de la variabilidad cardíaca es poder determinar la carga de entrenamiento que puede tolerar el ciclista un día determinado. Se mide por la mañana y en función del dato obtenido se decide cómo va a ser el entrenamiento del día. Esto permite afinar mucho más la aplicación de cargas reduciendo al mínimo la posibilidad de entrar en sobreentrenamiento o simplemente poder ajustar mejor las cargas para llegar al pico de forma exactamente en el momento buscado.
Por el momento, la variabilidad cardíaca es un parámetro relativamente nuevo pero al que las distintas investigaciones poco a poco le van encontrando nuevas aplicaciones prácticas que sin duda conseguirán elevar el umbral de rendimiento en los próximos años, algo de lo que al final, también podemos acabar beneficiándonos todos como se ha ido demostrando en las última décadas, primero con la incorporación de los pulsómetros o, en los últimos años, gracias a la popularización de los medidores de potencia, herramientas hasta hace no demasiado, sólo accesibles a los competidores.