Qué músculos son los que más se utilizan en ciclismo
Los ciclistas suelen distinguirse de otros deportistas por tener unas piernas muy musculadas pero un pecho y unos brazos modestos. El propio pedaleo hace que el corredor concentre la actividad física del cuerpo en unos músculos, en detrimento de otros que prácticamente no necesita. Cuádriceps, isquios, glúteos o gastrocnemio son algunos de los presentes en esta lista.
El ciclismo y los músculos que más trabajan mientras vamos en bici
Estamos acostumbrados a ver cómo los ciclistas hacen girar las bielas con unas piernas anchas y musculosas, mientras que agarran el manillar con unos brazos delgados y fibrosos. Lo cierto es que para pedalear necesitamos unas piernas fuertes y, aunque el core y la espalda puedan tener su importancia, los brazos juegan un papel testimonial en todo ello.
En un deporte de élite marcado en muchas ocasiones por el peso, tener unos brazos más musculados añadiría un peso extra que les pondría las cosas un poco más complicadas a la hora de mover la bici. El contraste entre el tren inferior y el superior es todavía más notorio si nos fijamos en corredores poco corpulentos.
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Una vez que sabemos que los músculos que más usamos al ir en bici están en la parte inferior del cuerpo, veamos en detalle cuáles son.
En primer lugar, encontramos los cuádriceps. Este músculo -en realidad formado por varios músculos- es uno de los que salen fortalezidos cuando pedaleamos. Y aunque asumen mayor protagonismo en la fase descendiente del pedaleo, se pueden tomar pocas vacaciones: los cuádriceps son un actor clave en todo momento -como se puede suponer por lo que ocupa, ya que se extiende desde la cadera hasta la rótula- y son uno de los músculos que consiguen estar más tonificados.
Al otro lado de los cuádriceps encontramos los isquiotibiales. Cuádriceps e isquios forman una pareja de baile que se reparte a partes iguales buena parte de la responsabilidad de mover la bici. En concreto, los isquios realizan el mayor trabajo en la fase ascendente del pedaleo, ya que se encargan de la extensión de la cadera y la flexión de la rodilla.
El glúteo, en toda la amplitud de la palabra -glúteo mayor, medio y menor- es otro de los músculos indispensables. Al mayor se le considera el gran flexor de cadera, mientras que los otros dos trabajan moviéndola de un lado a otro y se responsabilizan de la estabilidad.
Algunos ciclistas, sin embargo, no llegan a usar los glúteos en todo su esplendor y potencial. Esto se debe a estar mucho rato sentado en el sillín, por lo que estos músculos se pueden fortalecer con entrenamientos centrados en girar las caderas -como algunos entrenos de fuerza- o haciendo sentadillas, por ejemplo.
Los siguientes grupos musculares son el gastrocnemio -interior y exterior de la parte inferior de la pierna- y el sóleo. Ambos trabajan cuando el pie apunta hacia arrriba en la fase descendiente del pedaleo, así como en la parte inferior de la misma. Son, por tanto, otros músculos que se pueden tonificar con relativa frecuencia en el ciclismo, un objetivo más asequible que otros debido a que es una zona en la que casi no se acumula grasa.
Finalmente, cabe destacar la labor realizada por el tibial anterior -seguramente el menos mediático de todos los nombrados en este artículo-. Para encontrarlo, debemos ubicarnos en la parte delantera de la espinilla y su misión consiste en contribuir a la flexión del tobillo cuando el pie apunta hacia abajo en la fase ascendente del pedaleo.
Los músculos trabajan coordinados en una coreografía perfecta que nos permite pedalear. Hay otros nombres también importantes que merecen una mención; se trata de aquellos músculos más cercanos al hueso y dedicados a tareas de estabilidad, tanto en la pierna, como en la rodilla o el tobillo.
Estos son los músculos más usados mientras vamos en bici, aunque no los únicos. El ciclismo es en realidad la suma del trabajo de muchos músculos, aunque sean estos los que asumen las mayores responsabilidades.