Qué venas debes revisar con el médico, cómo detectar varices
Las venas visibles y grandes de algunos ciclistas responden a la alta demanda de sangre que deben enviar a sus músculos cuando pedalean. Las varices son una enfermedad que puede ocasionar molestias pero también consecuencias más graves en algunos casos. Diferenciar entre ambas es clave para quedarnos tranquilos o buscar tratamiento.
¿Venas sanas o varices? Respondiendo a la pregunta que se hacen muchos ciclistas
Las fotografías de ciclistas con venas protuberantes son de sobras conocidas y suelen causar estupefacción en aquellos que las ven por primera vez. Aunque suele ser más común en quienes se dedican a la bici de manera profesional, también es habitual encontrar aficionados que tienen unas venas más visibles que las de la media. En especial, suele ocurrir en las piernas, lugar donde también es habitual que aparezcan las varices.
Las venas juegan un papel protagonista dentro del sistema circulatorio. Mientras que las arterias son las encargadas de transportan la sangre desde el corazón hasta los músculos, las venas hacen el camino inverso; es decir, devuelven la sangre desde los músculos hasta el corazón.
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Ahora bien, las venas agrandadas populares entre los ciclistas son venas sanas que se han vuelto más visibles por el exigente ejercicio al que han sido sometidas. Basta comparar la sangre que tiene una persona promedio -5 litros- con un atleta de resistencia de élite -entre 6 y 8 litros- para darnos cuenta de por qué unas venas se notan más que las otras.
Por otro lado, la poca grasa corporal y el mayor flujo sanguíneo en las piernas durante la actividad física son también causa de que las venas sean visibles, algo que, por otro lado, es todavía más notorio en los ciclistas musculosos.
Sin embargo, las varices son consecuencia de un mal funcionamiento de las válvulas presentes en las venas de las piernas que se encargan de ayudar a que la sangre circule de vuelta. Las válvulas debilitadas o dañadas hacen que la sangre se estanque.
Para diferenciarlas: las varices están agrandadas e hinchadas, pero también suelen ser retorcidas o abultadas; pueden ser de color azul oscuro o violeta y pueden tener una textura grumosa.
En cambio, las venas grandes y sanas no están retorcidas, sino que son rectas, delgadas y a menudo tienen una textura suave y un color entre azul y verde.
Las varices acostumbran a quedarse en un problema estético que no provoca mayores complicaciones, aunque en algunos casos pueden derivar en consecuencias graves, como trombosis venosa profunda. Las varices pueden provocar síntomas como malestar o palpitaciones en las piernas, dolor, pesadez, hinchazón, decoloración de la piel, picazón y enrojecimiento, entre otros.
El rol del ciclismo
Lo cierto es que el ciclismo puede propiciar la aparición tanto de las venas prominentes como de las varices. Aunque se desconoce el por qué de las varices, ambas podrían deberse al movimiento repetitivo de las piernas, que demandan más sangre durante el ejercicio, lo que aumenta la presión sobre las venas.
A mayor presión, que puede ser hasta unas 10 veces mayor que en una situación normal, las venas se dilatan y se expanden. La dilatación extendida durante algún tiempo puede hacer que las venas se vuelvan más visibles. En especial, esto sucede en los momentos más exigentes, como en los ascensos.
Este aumento de sangre puede provocar, por tanto, que las venas se agranden o que surjan varices. Es difícil determinar cómo se decanta la balanza hacia uno u otro escenario. Algunas situaciones como la predisposición genética, la obesidad, ser mujer o la edad pueden estar detrás del segundo.
Las varices son conocidas por aparecer en personas que pasan mucho tiempo de pie o sentadas, que son otros ejemplos de momentos en los que las venas también se dilatan.
Sin embargo, es importante destacar que el ciclismo es una gran manera de conseguir un buen estado de salud cardiovascular. También hay que apuntar que las venas prominentes sanas no causan varices.
Prevenir la aparición de las varices es complicado pero existen algunas pautas que pueden resultar de ayuda, como estar hidratado, llevar un estilo de vida y una dieta adecuados, algunos grupos de alimentos -como los antioxidantes, los ácidos grasos omega-3 y las proteínas- o hacer descansos para estirar y mover las piernas durante las salidas en bici.
Lo mejor es que ante cualquier duda sobre el estado de nuestras venas o antes de tomar cualquier determinación, se acuda a un especialista para que estudie nuestro caso particular y nos dé una valoración profesional.