¿Quién es Tadej Pogacar?
El esloveno Tadej Pogacar es toda una sensación del ciclismo mundial, pero ¿qué sabemos de Pogacar?
Tadej Pogacar: un ciclista forjado a fuego
Es cartel de secundario en todas las listas de favoritos acabó beneficiándole en 2020 cuando ganó su primer Tour de Francia. Así como ocurrió en la Vuelta a España en la que hizo pódium, Tadej Pogacar llegaba al Tour de Francia 2020 con el halo de líder del UAE Emirates pero con el horizonte de pelear por etapas y, quién sabe, estar arriba en la general. Pero quizá, no tan arriba.
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Tadej Pogacar aún es muy joven, pero ya ha tocado la gloria. Su 2 maillots amarillo en París lo convierten en un campeón prematuro, con una clase descomunal y un futuro más que prometedor. Aquel bronce en la Vuelta a España a la sombra de Roglic sólo fue un aviso.
Pero no siempre tuvo claro que quería ser ciclista. De hecho, el joven Pogacar soñaba de pequeño con una pelota. Sí, con una de fútbol, porque quería ser futbolista. Con si insistencia y testarudez seguramente lo habría conseguido, pero por suerte decidió subirse a una bici y darnos esas tardes de gloria de este septiembre tan extraño. Pero sí, en la primaria sólo se le veía con una pelota en los pies, y no se le daba nada mal, por lo que cuentan.
Nació en 1998 en Komenda, una ciudad al norte de Ljubljana, la capital eslovena. Y fue en uno de los clubes ciclistas de la capital, en el ROG Ljubljana, donde Pogacar empezó a dar pedales. Pero no Tadej, sino su hermano, Tilen. Así es, fue su hermano quien empezó a adentrarse en el ciclismo semiprofesional y, por supuesto, los hermanos menores tienden a querer imitar a sus hermanos mayores.
No había bicicleta para Tadej Pogacar por aquel entonces. Con 9 años aún no encontraba el momento de debutar. Lo hizo con 10, en la primera carrera que recuerda. Perdió, por supuesto.
10 años más tarde, un ojeador se lo llevó al UAE Team Emirates en verano, en un verano que era complicado para un joven que siempre había militado en el mismo club ciclista, con la misma gente, en el mismo entorno. Dar el salto a profesional era totalmente abrumador, pero Tadej Pogacar no se arrugó.
Madurez y amor de Tadej Pogacar
En el UAE Team Emirates maduró como ciclista, y él mismo habla maravillas del grupo que encontró y de la acogida que recibió. De otro modo, quizá habría sido mucho más duro, pero se lo pusieron fácil.
Pero además, maduró en sus relaciones sentimentales, porque se enamoró de Urska Zigart, y ¿a qué se dedicaba ella? Al ciclismo, por supuesto, porque a aquellas alturas Pogacar ya sólo pensaba en ciclismo, incluso en lo que a vida en pareja se refiere.
Urska Zigart es ciclista profesional, corre en el Alé BTC Ljubljana que, aunque lleve ese nombre, tiene su sede en Italia. Un equipo UCI Women´s World Tour.
En ese equilibrio profesional y emocional, Tadej Pogacar empezó a conseguir éxitos y a engrosar su Linkedin. Ganó el Tour del Porvenir Sub23, que siempre ha sido un marchamo de futuro gran ciclista (Bernal, Nairo, Chaves o Supermán López dan cuenta de ello), y en su salto al Pro Tour se llevó la Vuelta al Algarve y el Tour de California. De ahí, al pódium en España; y de ahí a los Campos Elíseos vestido de amarillo.
Su perfil, completo y absolutamente batallador, no se sabe bien si depende de su valentía o de su osadía por la juventud. Pero si mantiene su carácter en carrera, dispuesto a atacar las veces que haga falta con tal de probar fortuna, el espectáculo de Tadej Pogacar está asegurado.
Tras ganar su primera etapa en el Tour, él lo definió mejor que nadie: “Si no atacas no puedes ganar”. Y Pogacar no para de atacar.
Y eso que viene incluido en una generación espectacular, entre la que destacan las figuras de Remco Evenepoel, Pavel Sivakov o Enric Mas, todos millenials de los 90.
Alberto Contador, uno de sus referentes según sus palabras, le enseñó que atacar es el mejor camino a la victoria. Con un estilo muy propio, hoy Tadej Pogacar ha dejado de ser aquel niño indefenso sin bicicleta para convertirse en un monstruo con un par de misiles subido a una Colnago. Y la fiesta de Pogacar no ha hecho más que empezar.