Algunas razones para alejarte de la carretera en invierno
El ciclocross, el gravel o la mountain bike pueden ser perfectos aliados para el ciclista de carretera durante los meses de invierno haciéndole mejorar algunos de los puntos débiles que los que suelen contar quienes únicamente ruedan por el asfalto. Descubre qué es lo que te puede aportar el pedaleo fuera de la carretera.
Sé mejor ciclista de carretera rodando por los caminos
Los meses de pretemporada conceden al ciclista de carretera que durante todo el año lleva un entrenamiento exclusivamente sobre el asfalto un tiempo perfecto para desarrollar otras habilidades que luego le pueden resultar muy útiles cuando vuelva a su actividad.
Más allá del trabajo invernal de gimnasio que se suele intensificar en estos meses, practicar ciclismo fuera de la carretera, ya sea sobre la mountain bike, la gravel o compitiendo en alguna carrera de ciclocross nos puede aportar interesantes adaptaciones que nos harán ser mejores ciclistas de carretera. Comenzando, obviamente, por la técnica.
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Pedalear fuera del asfalto obliga a tener un manejo más preciso de la bici, aprendemos como el desplazamiento de nuestro peso hacia delante, detrás o a los lados influye en el comportamiento de la misma y en la adherencia de los neumáticos, tenemos que utilizar nuestros brazos y piernas para absorber las irregularidades del terreno o aprendemos a dosificar los frenos con mucha mayor precisión. Habilidades que luego podremos utilizar, no sólo en los descensos sino también a la hora de movernos en el seno de un pelotón.
Aparte, el ciclismo por los caminos es mucho más dinámico lo que obliga también a utilizar la parte superior del cuerpo con lo que podemos equilibrar nuestra musculatura mucho más lo que, a la larga nos resultará beneficioso para mantener las agresivas posiciones sobre la bici de carretera.
La falta de tracción que en muchas ocasiones encontramos en nuestros recorridos por los caminos también son una gran ventaja de cara a optimizar nuestro pedaleo. Aprendemos a aplicar fuerza sobre las bielas de forma uniforme, sin brusquedades, como si fuéramos una especie de control de tracción humano lo que, cuando volvamos a la carretera redunda en un mayor aprovechamiento de cada pedalada y por tanto de los vatios que tanto nos cuesta aplicar.
Mejorar nuestra capacidad de reacción es otra de las habilidades que podemos mejorar cuando salimos del asfalto. En los caminos hay que ir improvisando constantemente, eligiendo el lado del camino donde menos resistencia tenga la bici al rodar, donde haya menos piedras. Si ya nos metemos en zonas técnicas es indispensable una gran rapidez mental para, en apenas unos milisegundos, elegir la trazada correcta o reaccionar ante un obstáculo inesperado ya sea tirando del manillar para saltarlo, cruzando la rueda para evitarlo o con cualquier otro recurso técnico.
Aplicado a la carretera, una mayor rapidez de reacción nos ayudará a tener recursos para esquivar una montonera o poder saltar ese bache que nos encontramos de repente en una bajada así como poder escoger el mejor lugar en la calzada cuando toque pedalear a toda velocidad por zonas complicadas como el paso por las ciudades con sus rotondas, isletas, zonas de pintura que resbalan, etc.
El ciclismo fuera del asfalto también puede servirnos para ser más conscientes de la necesidad de realizar un buen ajuste del material. En carretera pocos son los que se preocupan de las presiones de sus neumáticos más allá de ajustarlas a una cifra fija antes de salir. Nada de decidir la presión en función del recorrido a realizar o las condiciones meteorológicas. Sin embargo, cuando pedaleamos sobre una gravel, mountain bike o bici de ciclocross, las presiones se convierten en algo esencial si queremos contar con agarre óptimo, teniendo que adecuarlas a las condiciones del terreno, si hay o no piedras, etc. Un aprendizaje del que luego nos podremos beneficiar en nuestra bici de carretera, aprendiendo las ventajas de usar presiones más bajas, o reducir la misma cuando el asfalto está mojado para ganar un poco de adherencia.
Y hablando de asfalto mojado, no podemos obviar otras ventajas de elegir estas otras bicis frente a la de carretera durante estos meses de invierno. Hablamos de lidiar de mejor manera frente a las condiciones meteorológicas y es que, salir con asfalto mojado no deja de suponer un riesgo bastante alto de sufrir una caída. En los caminos no es que este riesgo sea mejor, pero caerse en un camino embarrado a menudo sólo tiene consecuencias sobre nuestro orgullo al acabar hechos una croqueta.
Aparte, montar por los caminos en días de viento y frío nos hará pasar menos penalidades. Principalmente porque la velocidad a la que nos desplazamos es menor y por tanto sufrimos menos la reducción de la sensación térmica que se produce con la velocidad. Por esta misma razón, también el viento nos afectará menos.
Para terminar, no nos podemos olvidar de un último factor, importante durante estos meses: montar en bici por los caminos es muy divertido y resulta una gozada poder perderse en la montaña, aislado de todo sin mirar vatios, medias, por el simple placer de pedalear y pudiendo disfrutar de situaciones a las que habitualmente no nos enfrentamos como pueda ser un senderito revirado en que vamos afrontando curvas como si de un videojuego se tratara. ¿A qué estás esperando para probarlo?