Shimano patenta una suspensión electrónica para MTB ¿verá la luz algún día?
Shimano patenta un sistema para suspensiones y tijas con el principio de aprendizaje automático característico de la inteligencia artificial. El sistema promete regula varios parámetros de forma automática, como lo hace el actual Flight Attendant de SRAM, aunque aprende y tiene en cuenta las preferencias del ciclista para afinar el funcionamiento en futuras ocasiones. De momento, la idea es una patente y solo el tiempo dirá si lo veremos en el mercado.
Shimano busca una revolución: aprendizaje automático para suspensiones y las tijas telescópicas
El ciclismo vive dentro de la imparable rueda de la evolución. Los fabricantes se devanan los sesos para llevar la delantera a sus rivales y para que el mercado abrace la ingeniosa novedad que lleva su sello. Ahora ha salido a la luz que Shimano se encomienda a los principios de la inteligencia artificial para dar el siguiente paso en materia de suspensiones y tijas, según la información publicada en el medio Pinkbike y en la patente regristada por el gigante japonés.
Shimano busca resarcirse de la tendencia negativa que parece acompañarles desde hace algún tiempo y que a finales de año pasado se materializó de varias maneras: el aviso de seguridad por peligro de rotura de algunos modelos de bielas; el hackeo informático; las condiciones laborales de algunos de sus empleados; y la caída de las ventas.
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Los tentáculos de la inteligencia artificial parecen querer agarrar todos los sectores de la industria. A pesar de que el salto cualitativo de la IA se ha producido en el último año, Shimano ya regristró esta patente -que responde al nombre de 11866114 B2- a principios de 2020.
Los principales fabricantes llevan años trabajando en el control automático de las suspensiones, aunque el sistema de Shimano -también pensado para tijas- da otra vuelta de tuerca: el invento incluye un programa de aprendizaje automático para que el control automático se ajuste mejor a los gustos particulares de cada ciclista.
El sistema propone la configuración que considera más adecuada, aprende de la respuesta del ciclista, que comunica a través de una pantalla si le gusta, y retiene la inforación para futuras ocasiones.
El paquete de componentes cuenta con una toma de datos mediante varios sensores que miden las características de la conducción y el tipo de terreno por el que se transita. Entre ellos, destacan la velocidad, cadencia, par, aceleraciones, presión de neumáticos, uso de frenos o balanceo, así como una cámara delantera y medidores en la propia suspensión que analizan la absorción de las fuerzas que proceden de la rueda.
Una unidad de control -el cerebro del sistema- recopila los datos y, a través de pequeños motores eléctricos o válvulas eléctricas, da las órdenes de ajuste adecuadas para variar la dureza del muelle, el amortiguador, el recorrido, la altura de la tija o la posición del sillín.
La novedad que introduce Shimano en estos sistemas automáticos es que son capaces de aprender con el paso del tiempo; es decir, cuantos más datos tenga mejor funciona -ahí el principio compartido con la IA-. Y de hecho, más allá de los datos que recopile por su cuenta, el ciclista también juega un papel importante.
El sistema cuenta con una pantalla en la que mediante una sencilla selección entre 'Me gusta' y 'No me gusta' el ciclista opina sobre los ajustes y cambios realizados en los últimos diez segundos. La máquina mantendrá o retocará la configuración y lo tendrá en cuenta para futuras situaciones. De este modo, ante un mismo recorrido, cada bici se comportará diferente, según lo que entienda que es mejor para cada ciclista.
El sistema podría almacenar varios trazados, lo que podría incentivar el uso entre los corredores de élite cuando tomen parte en una competición. Durante los entrenamientos podrían dejar que el sistema aprendiera e ir afinando la selección hasta encontrar el ajuste idóneo. A pesar ser una solución atractiva para estos casos, es posible que finalmente lo rechazaran por el peso añadido del sistema y, en mayor medida, de la batería.
Por otro lado, en cuanto a las tijas telecópicas, Shimano podría colocarse en la vanguardia del sector si esta patente llega a ver la luz en el mercado final. Al cambio de altura de la tija quiere sumar el ajuste de la inclinación y adelantar/retrasar el sillín; es decir, modificar la posición del sillín, la postura del ciclista al pedalear y, por tanto, la geometría y el comportamiento de la bici.
Esto resolvería la limitada capacidad de ajuste que permiten los sistemas actuales y lanza un aviso a navegantes acerca de hacia dónde podría encaminarse la industria en los próximos años.
La idea de Shimano es atrevida y provocadora, aunque resulta extraño que la marca haya centrado sus esfuerzos en el control automático de suspensiones y tijas cuando no fabrica suspensiones y apenas ha coqueteado con las tijas. La incógnita sigue abierta, mientras el gigante japonés acostumbra a ponerse de perfil cuando se trata de hablar sobre patentes.
Así que la idea de Shimano es, de momento, solo eso, una idea. Una patente con un propósito difícil de desentrañar y que solo el tiempo revelará si se materializa y acaba llegando al mercado.