Sobrevivir a la Navidad sin aumentar de talla: por qué a veces es imposible parar de comer y cómo intentarlo
Las navidades suponen un duro reto para el ciclista que prepara los retos de su temporada y desea mantener controlado su peso. Entre cenas y comidas de empresa, amigos y las fechas señaladas nos pegamos una serie de importantes atracones. Sin embargo, el verdadero peligro está en todos esos dulces navideños que tienen algo adictivo que hace que no podamos parar de comer una vez que los probamos. Te explicamos como poner coto a los excesos.
Por qué a veces no podemos parar de comer
No hay prueba más complicada para el autocontrol y la disciplina de un ciclista que tener que superar el periodo navideño consiguiendo que la ganancia de peso sea mínima. Nuestras rutinas de alimentación se ven estos días boicoteadas por las innumerables comidas y cenas que logran echar por tierra el esfuerzo de muchos meses además de hacernos perder esos hábitos respecto a la alimentación que en muchas ocasiones cuesta mucho tiempo conseguir.
Sin embargo, si nos ponemos a pensar, las fechas señaladas apenas son unos pocos días en los que pasarse de la ralla, siempre que lo compensemos con unos buenos entrenamientos para mantener alto el gasto calórico, no suelen ser excesivamente dañinas para la cifra que marca nuestra báscula a poco que tengamos una cierta mesura durante las mismas.
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El problema de ganar mucho peso en navidad a menudo viene de la mano de los dulces navideños como el turrón en todas sus variantes, chocolates, mazapanes, etc. Productos que, por alguna extraña razón, incitan a ser comidos de forma compulsiva una vez que empezamos a hacerlo. Como si contuvieran algún tipo de sustancia adictiva. En realidad, sí la contienen, es algo tan común como el azucar, pero en cantidades ingentes.
Cuando tomamos uno de estos dulces navideños, el cuerpo segrega ciertas sustancias, como la dopamina, que generan una sensación de bienestar lo que nos incita a seguir consumiendo esa sustancia. Por otro lado, la sensación de saciedad no es generada por el cerebro hasta una media hora después de comenzar a comer por lo que, en ese tiempo, teniendo un producto que incita a ser engullido, podemos ingerir una cantidad ingente de calorías en ese tiempo.
Para agravar el problema, tal subidón de azúcar en sangre provoca que el páncreas segregue insulina para controlarlo y que ese exceso de azúcar pase a ser almacenado primero en los músculos y en el hígado y, cuando se llenan esos depósitos a ser transformado en grasa. El subsiguiente bajón de azúcar tras segregarse tanta insulina hace que volvamos a tener apetito, volviendo a ingerir lo que nos causaba sensación de bienestar y se vuelve a repetir el proceso hasta que no queda más o acabamos hinchados.
Evidentemente, esto no es sano para el organismo, pero hecho de forma puntual no supone más problema que haber consumido en muy poco tiempo una cantidad enorme de calorías que no vamos a ser capaces de gastar y que se almacenan como grasas lo cual, repetido durante los 15 días aproximadamente que duran las fiestas puede dar al traste con todo lo hecho durante muchos meses.
Cómo mantener tu peso a raya durante la Navidad
Para evitar caer en esa espiral devoradora debemos mantener un control, primeramente, siendo conscientes de nuestros objetivos y del mucho esfuerzo que nos ha costado conseguir el peso que tenemos para tirarlo todo por la borda en unos días. Utilizar una aplicación de registro de las comidas puede ser una buena ayuda para ser consciente de lo que ingerimos y saber decir basta.
Como os hemos comentado, las cenas y comidas marcadas no deberían ser un problema. Disfrutemos de esos momentos entrañables con la familia sin preocuparnos, al igual que seguramente, hacemos una vez en semana como se suele aceptar en casi cualquier plan nutricional. Aparte, la costumbre de comer cantidades controladas hará que nos saciemos a su debido tiempo y tampoco nos pasemos demasiado. Para estos días, también puede ayudar que hagamos un entrenamiento más largo o más intenso de forma que nuestro balance del día sea mayor y tengamos más margen para lo que nos espera en la mesa.
El verdadero problema está en los dulces navideños y la ansiedad que generan. Al igual que en las comidas y las cenas, nadie os dice que os privéis de unos trozos de turrón o mazapan tras las cena en esas fechas clave. Pero, ¿y el resto de las jornadas navideñas? Nada mejor que no comprarlo para evitar tener cerca la tentación, salvo que seamos nosotros quienes organicemos una de esas comidas clave. En ese caso, adquiriremos lo justo, sin volvernos locos.
Si a pesar de todo nos vemos en una situación donde acabamos comiendo dulces navideños, un buen truco para parar es tener a mano nuestro cepillo de dientes. Después de comer un poco de turrón o lo que sea, decidido antes del primer trozo, nos lavaremos los dientes y, aunque parezca tonto, el evitar volver a ensuciarlos ya es un mensaje para nuestro subconsciente de que pare. Aparte de ser una práctica recomendable para evitar las caries que tanto azúcar puede causar en nuestros dientes.
Durante estos días, que consumimos estos dulces navideños, es inevitable que en algún momento llegue la ansiedad y nuestro cuerpo nos pida azúcar, como una especie de síndrome de abstinencia. Esos son los momentos realmente peligrosos. Distraer la cabeza de esa sensación es vital para que pase ese momento crítico. Algunos trucos pasan desde ponerse a hacer alguna actividad, a tener fruta en casa y elegir una pieza en vez del dichoso turrón, o mucho más fácil, beberse una buena cantidad de agua que nos llene el estómago y de sensación de saciedad. Sin ser tan extremo, también es algo práctico en estos momentos prepararse una infusión, que no nos va a aportar calorías y sí nos va a llevar unos minutos entre que hervimos el agua, lo dejamos reposar, se enfría un poco y nos la tomamos, lo suficiente para que se vaya la ansiedad.
También, para poner coto a esa ansiedad desmedida por comer conviene mantener en la medida de lo posible nuestra planificación nutricional diaria, siguiendo esas rutinas a las que nos hemos ido acostumbrando y que será una de nuestras principales armas para superar estas fiestas sin tener que volver luego a sufrir lo comido en cada repecho.