El precio de las bicicletas sigue disparado ¿hasta cuándo?
En los últimos meses las marcas están las gamas 2023 de distintas marcas, los ciclistas ponen el grito en el cielo por el crecimiento de los precios. Un aumento que ha llevado a que las bicis ya no sólo los modelos de gama alta, se hayan convertido en un auténtico artículo de lujo que va quedando lejos del alcance de muchos bolsillos.
Los precios de las bicicletas no dejan de subir
Qué lejos quedan esos tiempos en los que por 1.000 € tenías una bici montada en Shimano 105 completo para iniciarte con plenas garantías en este deporte. Sin embargo, no hace tanto tiempo por en torno a 4.000 € podías tener una bici montada en Ultegra Di2 y las topes de gama rondaban los 7.000 €. Ahora en 2023, ya no es raro ver en los catálogos de las principales marcas precios que se elevan hasta los 15.000 o 16.000 € en un aumento de los precios que no parece tener fin.
Si bien durante la pasada década los precios de las bicis habían ido aumentando progresivamente, algo acorde al crecimiento económico experimentado en esos años, tras superar la crisis económica de 2008, el primer gran punto de inflexión lo marcó la llegada a las gamas de carretera de los frenos de disco, que supuso un primer gran aumento de precio en las distintas gamas.
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Cuando la cosa parecía estabilizarse, llegó 2020 y la pandemia, poniendo patas arriba el mercado de la bicicleta cuyas redes de distribución, dependientes de los productos provenientes del lejano oriente se detuvo en seco, provocando una importante escasez de bicis en el mercado. Si a ello le unimos que el final de los confinamientos supuso que muchos encontraran en la bici una escapatoria a los meses encerrados en casa, nos encontramos con la tormenta perfecta que disparó los precios.
A pesar de que confiábamos en que se produciría un "efecto ketchup" tras la vuelta a la normalidad, cuando se diera salida a todo el producto almacenado durante la pandemia, la realidad es que esto no ha llegado a suceder y las marcas han tenido que estirar las gamas existentes, retrasando los lanzamientos que estaban previstos para hace uno o incluso dos años y que ahora van saliendo a la luz.
Finalmente, para terminar de revolver todo, la situación inflacionista que vivimos actualmente debido a la guerra en Ucrania, que ha encarecido la energía, lo que ha su vez ha aumentado el coste de los medios de producción y del transporte de mercancías ha repercutido en que un producto como la bici, que pese a todo, sigue gozando de gran demanda, se haya disparado hasta convertirse en todo un producto de lujo.
Varios son los ejemplos que podemos encontrar en los catálogos de las marcas, como el modelo tope de gama de la nueva SCOTT Addict cuya versión para 2023 se ha presentado hace pocos días con un precio de 16.399 €. En el año 2019 el tope de gama de la Addict RC nos hubiera costado algunos miles de euros menos.
Lo mismo ocurre en Trek cuya nueva Madone SLR, uno de los lanzamientos estrella de este año marca el tope en los 15.699 € mientras que el mismo montaje, con el cuadro del modelo del año anterior, se mantiene disponible en el catálogo por 14.599 €.
Si nos vamos a una marca menos dependiente de las redes de suministros como es la taiwanesa Giant, podemos ver que su modelo estrella, la TCR Advanced SL que en el año 2017 tenía un precio en su mejor montaje de 7.999 € hoy nos supone un desembolso de 11.499 €.
Incluso Canyon, tradicional adalid de los precios más ajustados, ya supera la barrera psicológica de los 10.000 € en los montajes tope de gama de su nueva Ultimate CFR y de la Aeroad CFR, esta última una de esas bicis cuyo lanzamiento se quedó en el limbo por efecto de la pandemia y no ha sido hasta este mismo año que ha estado disponible en su catálogo.
Estos modelos y marcas son solo un ejemplo, pero lo cierto es que todos los fabricantes están actualizando sus tarifas de cara a 2023 y con todos sucede lo mismo. Los precios suben o como mucho se mantienen.
Precio vs prestaciones
Pero este crecimiento del precio de las bicis no siempre se ha traducido en un claro aumento de prestaciones sino, que en los montajes a veces ha sucedido todo lo contrario.
Tradicionalmente el peso de la bici había sido una de las varas de medir a la hora de definir una bici de gran nivel. Algo que también se ha comprobado que no era en absoluto objetivo. Aún así, hoy en día, el peso límite de 6,8 kg que marca la UCI ha quedado como una barrera lejana y cada vez más complicada de alcanzar, incluso en montajes de gamas medias y altas.
En mountain bike pasa excatamente igual que en los catálogos de carretera, pero en este caso la relación precio-peso-prestaciones es más complicada.
La incorporación de los frenos de disco, los guiados de cables totalmente internos, llevar la aerodinámica al límite han sido sido tecnologías que han ido encareciendo los desarrollos de los distintos modelos que, si bien en los topes de gama resultan en una mejora de prestaciones, añade una complejidad a las bicis de gama media y de entrada innecesaria pero que, sin embargo, el cliente exige según nos confirman desde las tiendas.
A su vez, llevar estas novedades desde los modelos superiores hasta la parte inferior del catálogo obliga a los jefes de producto de las marcas a realizar importantes piruetas con la selección de componentes, lo que a menudo les obliga a recurrir a componentes y ruedas excesivamente básicos para no disparar aún más es el precio en estos montajes en un círculo vicioso de complicada escapatoria.
¿Cuándo parará?
Lamentablemente, si echamos un vistazo al mercado, nada parece indicar que esta constante escalada vaya a detenerse ya que, además de la situación económica actual que favorece el encarecimiento de los precios, con el ciclismo se produce un fenómeno curioso: cada vez hay más ciclista y son pocos los que renuncian a adquirir una máquina nueva, muchos con el pensamiento de que si no lo hacen ahora, al año que viene les costará aún más hacerlo.
Hay muchos que han hablado de una burbuja que pueda llegar a explotar buscando el símil con lo que sucedió con las viviendas en el año 2008. Sin embargo la diferencia con las casas es que aquí no estamos hablando de un bien esencial sino que la bici, no deja de se una afición salvo que nos vayamos al ámbito del ciclismo urbano en el que, poco a poco, los gobernantes empiezan a plantear algunas medidas de estímulo, como subvenciones a la adquisición de bicis eléctricas, que pueden paliar en cierta medida el aumento de los precios.
En cualquier caso, no parece observarse una ralentización de las ventas de bicis, más bien todo lo contrario, una situación de demanda que hace poco probable que los precios de las bicis vayan a dejar de subir con la situación actual.
¿Qué hacemos para cambiar de bici?
Si estás en la tesitura de adquirir una bici nueva acertar con la mejor opción no es tarea fácil. Evidentemente, a todos nos gustaría encontrar el bueno, bonito y barato que se marca como paradigma de la compra perfecta, pero hoy en día, más si hablamos de una bici nueva, es algo poco menos que utópico.
La primera opción que podemos sopesar es la de aprovechar estos meses para intentar hacernos con una bici de temporadas anteriores, en el momento en que se buscan liquidar los stocks. Este con el añadido especial de la llegada de los nuevos grupos Shimano de 12 piñones que hará que sean pocos los que quieran adquirir una bici nueva con 11 coronas.
El mercado de segunda mano puede ser otra socorrida alternativa en estos tiempos, aunque exige paciencia hasta dar con lo que realmente encaje con lo que estamos buscando.
Tampoco debemos desdeñar la oportunidad, sobre todo si buscamos una bici tope de gama, de invertir en un cuadro de primer nivel que podremos ir montando inicialmente con las piezas de nuestra actual bici para, posteriormente, ir actualizando según vayamos pescando ofertas. La pega es que es una alternativa sólo apta para los manitas de la bici y que, en muchos casos, supone que no terminemos nunca de dejar la bici definitivamente a nuestro gusto.
También podemos optar por huir de las marcas punteras y buscar bicis de otros fabricantes más pequeños. A menudo esto nos supone renunciar a las últimas tecnologías y cuadros con un comportamiento optimizado al máximo pero, a cambio, nos da la posibilidad de lograr un montaje totalmente solvente por mucho menos.
En cualquier caso, tenemos que tener claro que, lo importante de este deporte es pedalear, recorrer sitios y que aunque con las mejores bicis todo resulta mucho más fácil, otros modelos no tan avanzados también nos pueden ofrecer ese disfrute que buscamos. Por otro lado, hay que ver la bici como una inversión que nos permite tener una huida de nuestras obligaciones cotidianas y que, bien cuidada, nos va a ofrecer muchos años de satisfacciones. Teniendo claras estas premisas bien merece hacer el esfuerzo en gastar algo más de dinero en nosotros mismos.