Tadej Pogacar le quita importancia al potenciómetro y asegura que podría ir solo con frecuencia cardíaca

En los días previos a la disputa del Campeonato del Mundo de Ciclismo de Zurich 2024, Tadej Pogacar habló en el conocido podcast The Drive acerca de cómo se ha venido entrenando y alimentando durante toda la temporada, una campaña excelsa en la que prácticamente ha ganado todo en lo que ha competido. Unas declaraciones que hacen caer algunos mitos del entrenamiento del profesional y destacan la importancia de otros mantras.

Pogacar se fía más de la frecuencia cardíaca que de los vatios a la hora de entrenar

En una época donde el entrenamiento por potencia está en boca de todos y el potenciómetro se ha convertido en una herramienta esencial para la gestión de los entrenamientos, llega un superclase, el mejor ciclista de la actualidad y nos deja a todos cariacontecidos afirmando que el confía más en el dato de la frecuencia cardíaca, parámetro con el que Tadej Pogacar lleva entrenando desde que tenía 12 años.

Unas declaraciones que no hacen sino corroborar que en la ciencia del entrenamiento los caminos para llegar hasta el objetivo son múltiples y que no hay una receta absoluta que sea la correcta sino que con unos ciclistas funciona mejor una metodología que con otros pueden no funcionar.

En el caso de Tadej Pogacar, el esloveno, obviamente, sí utiliza el potenciómetro en sus entrenamiento sin embargo, considera que los modelos actuales no son todo lo precisos que deberían y, demasiado a menudo, se ven afectados por valores externos como los cambios de temperatura. En cambio, Pogacar afirma que conoce las respuestas de su cuerpo con todo detalle y lleva monitorizando la frecuencia cardíaca desde que se inició en el ciclismo por lo que es un dato que sabe exactamente como se corresponde al nivel de esfuerzo que está desarrollando. Sobre todo, a la hora de relacionar pulsaciones y vatios para saber concretamente si los vatios que tiene que mantener son o no sostenibles.

Unas declaraciones que, por ejemplo, se contraponen con las de Remco Evenepoel tras realizar la contrarreloj del Mundial de Zurich 2024 sin los datos del potenciómetro tras fallar la conexión entre este y su ciclocomputador en lo que definió como la carrera más difícil de su vida.

Más allá de esta utilización de la frecuencia cardíaca, Tadej Pogacar hablo sobre los entrenamientos en zona 2, lo que popularmente se conoce como hacer fondo. Pese a que sea una de las zonas de trabajo más ninguneada por el cicloturista, Pogacar corrobora lo que casi todos los entrenadores tienen claro desde hace décadas: el volumen es parte esencial en el entrenamiento de un profesional y estos pasan muchos de los muchos kilómetros que realizan al año entrenando en esa zona.

Eso sí, la zona 2 para un ciclista como Tadej Pogacar dista mucho de lo que es para un cicloturista. Si bien, Tadej Pogacar se mueva en unas pulsaciones en zona 2 en torno a 140-145 si arrastra fatiga y 150-155 cuando está fresco, unas pulsaciones que podrían ser comunes a las de muchos de los que salimos a pedalear, esa frecuencia cardíaca para el esloveno se traduce en mover entre 320 y 340 W cifras que para el común de los cicloturistas supone roda en zona 4 o 5.

Sin embargo, Tadej Pogacar es capaz de mantener estos vatios durante sesiones de 4 o 5 horas, aunque admite que se trataría de zona 2 alta, un entrenamiento que le obligaría a descansar al día siguiente. En condiciones normales sus entrenamientos largos en zona 2 rondan los 290-300 W.

Precisamente, respecto a esto, Pogacar diferencia de cuando entrena en la zona de Mónaco, plagada de pequeños puertos donde sus entrenos de fondo son en la parte alta de la zona 2 en las subidas mientras aprovecha las bajadas para recuperar un poco. Sin embargo, cuando viaja a la zona de Calpe o en Eslovenia, con más opciones de pedalear en llano, afirma que le encanta hacer sesiones dse 5 horas en zona 2 sin parar.

También habló Tadej Pogacar acerca de su método de nutrición y aquí sorprende que el esloveno no es especialmente obsesivo con la misma y no renuncia a un trozo de chocolate o a un pastel de forma puntual. “Si te limitas la alimentación demasiado y no tocas el chocolate, después de 1 o 6 meses un día te descontrolarás y te volverás loco. Creo que esa no es una buena relación con la comida”. De esta formas consigue que, cuando finaliza la temporada, no sentir esa ansiedad de comer lo que no toca durante el resto del año por lo que, afirma, no gana demasiado peso en invierno.