Tatuajes y sudor en deportistas ¿son perjudiciales?
Hay realidad y mito en torno a las consecuencias que los tatuajes tienen sobre nuestra salud. Por ejemplo, con respecto al sudor se suele pensar que, al tratarse de tinta inserta en la epidermis, perjudica a los poros y por tanto a la evapotranspiración de nuestro cuerpo. Pero ¿qué hay de cierto en ello? ¿Perjudican realmente los tatuajes nuestra sudoración?
Tatuajes: estilo, identidad y consecuencias
El tatuaje, como marca de tinta en la piel, supone por encima de todo un sello de identidad propia. Un tatuaje tiene un significado, un por qué, y a menudo esa razón es superior a las posibles consecuencias irreversibles de dibujarlo en tu cuerpo.
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Por ejemplo, en España gran parte de los equipos sanitarios impusieron la norma de no administrar la epidural (anestesia local para reducir el dolor durante el parto) a mujeres que tuviesen tatuajes en la parte inferior de la espalda, y hoy queda en la decisión del anestesista. O también, la norma obliga a esperar al menos 4 meses para donar sangre.
Aparte de cuestiones de este calado, la duda para un deportista es si su sudoración se verá afectada o no en la zona entintada. El mito dice que sí, que afecta sustancialmente a la capacidad de la piel de sudoración y, por lo tanto, a la capacidad de reducir la temperatura de tu cuerpo.
La revista científica Journal of Science and Medicine in Sport se planteó la misma cuestión y llevó a cabo un escueto estudio en el que analizaba más detenidamente 22 perfiles de deportistas con el cuerpo tatuado. Aunque la muestra es pequeña, sus resultados fueron aplastantes: los tatuajes no tienen consecuencia directa alguna sobre la sudoración, como hasta ahora se creía.
Los 22 casos estudiados se llevaron a cabo con un análisis de su superficie de sudoración (es decir, la piel porosa capaz de sudar de su cuerpo, en unidad de superficie) y la cantidad de sudor. En la comparativa, los atletas tatuados perdían la misma cantidad de sudor por centímetro cuadrado.
Estos científicos australianos echan abajo un mito bastante consolidado de una forma sencilla: colocaron dos parches esponjosos absorbentes en zonas tatuadas y en zonas sin tatuar simétricas en el cuerpo de los atletas. Los valores derivados en los tatuajes fueron exactos al resto de zonas sin tatuar.
Los datos lo corroboran: los tatuajes no afectan a tu evapotranspiración
La cantidad, para ser más precisos si cabe, de sudor promedio fue de 0,92 miligramos de sudor por centímetro cuadrado y las zonas tatuadas, por 0,94 en las zonas sin tatuar. Así, en una diferencia nimia, se demostraba que los tatuajes no dañaban la capa dérmica de la piel ni tampoco provoca cicatrices que lo hagan.
Aunque aparentemente se trata de un estudio sin importancia, portar tatuajes en un ejercicio al más alto nivel podría suponer una pérdida de sudoración, exponiendo a estos atletas a mayores riesgos derivados del calor e incluso reduciendo su rendimiento. Pequeñas diferencias que una vez en la cúspide pueden suponer grandes diferencias.
Y es que los seres humanos tenemos la sudoración casi exclusivamente como elemento termorregulador de nuestro organismo, por lo que su eficacia se convierte en un elemento importantísimo a la hora de hacer ejercicio.
Eso sí, el artículo también hace hincapié en algunos aspectos secundarios: como la necesidad de ampliar el estudio de los tatuajes y sus consecuencias en atletas a una muestra mayor y condiciones diferentes como tatuajes sin claros o, sobre todo, analizar los distintos tipos de técnicas y el uso de protección solar e hidratación durante el periodo de curación del tatuaje.
Sea como sea, la realidad es que de momento el mundo científico parece evidenciar que ser atleta y llevar tatuajes no está para nada reñido. Hay muchos diseños de identidad ciclista que definen por encima de todo la pasión por este deporte, y que se lleva en la piel.