10 trucos para bajar más seguro y rápido con la bici de carretera
Los descensos son para muchos cicloturistas un mal inevitable que hay que sufrir en el ciclismo. Lo que normalmente es una diversión y un premio tras el esfuerzo de la subida se convierte para ellos en una situación sumamente estresante y en un suplicio que les provoca incluso más fatiga, tanto física como mental, que el propio pedaleo.
Es hora de ponerle remedio. Aplica estos pequeños trucos que te explicamos a continuación y verás como poco a poco empiezas a disfrutar de la bajada.
Consejos para disfrutar de las bajadas con la bici de carretera y cada vez ir más rápido
1. La bicicleta a punto
Revisar la bici antes de cada salida y mantenerla a en perfecto funcionamiento es esencial para bajar bien. Necesitamos confiar en que el material no va a fallar cuando vayamos rodando a 50 o 60 km/h.
Transmisión engrasada y ajustada, no hay nada peor que un salto o una salida de cadena cuando vamos a pedalear a la salida de una curva; ausencia de holguras en ruedas y dirección que no obligarían a un sobresfuerzo para dirigir la bici por donde queremos; o comprobar que los tornillos de manillar y potencia, así como los cierres de las ruedas, están correctamente apretados nos evitará sustos.
2. Elige la presión correcta
RECOMENDADO
De vender componentes en un remolque a crear la marca de bicis más popular del mercado: la historia de Specialized
Lista completa con los ciclistas mejor pagados de 2024
Motivos para moverte con una eBike por la ciudad
Esta sesión de menos de 1 hora en rodillo te salvará el entrenamiento
¿Gafas por dentro o por fuera?
Ruedas de perfil: ventajas, inconvenientes y cuáles son mejores
Cuando preguntas a la mayoría de los cicloturistas por qué presión llevan en sus cubiertas la mayoría te responde directamente 8 kilos, y ya no hablamos de quienes llevan tubular y ponen 10-11 bar. Es lo que han llevado siempre sin plantearse si los neumáticos que llevan son tubular, cubierta o tubeless, son más o menos flexibles, la anchura de los mismos o el estado de las carreteras por donde van a pedalear.
Un error habitual es llevar excesiva presión, pensando que así vamos a rodar mejor y lo que obtenemos es el resultado contrario ya que la fuerza de nuestras pedaladas se transmite peor al asfalto y, cuando llegan las bajadas, tenemos menos superficie de contacto que nos aporte agarre.
Elegir la presión adecuada no deja de ser un tema personal, sin embargo son pocos los que experimentan con distintas presiones. Un buen punto de comienzo es seguir las recomendaciones del fabricante de nuestras gomas y después ir probando en rutas conocidas las sensaciones que tenemos variando hacia arriba o hacia abajo hasta encontrar los valores que más confianza nos aporten.
Para los días lluviosos, un pequeño truco consiste en quitar 2 o 3 décimas de presión a la que usemos habitualmente para sacrificar un poco de calidad de rodadura a cambio de un poco más de superficie de contacto que, sin duda, agradeceremos con el firme deslizante.
3. Bien colocado en la bicicleta
El cicloturista medio a menudo sólo recurre a la ayuda del biomecánico cuando sufre alguna lesión que le limita a la hora de pedalear. Más allá de la prevención de problemas físicos o de aprovechar mejor nuestras fuerzas, una buena posición en la bici también es garantía de un mejor control sobre nuestra máquina.
No es raro ver ciclistas que nunca utilizan la curva del manillar o si lo hacen van con los brazos en tensión. Tampoco aquellos que llevan colocadas las manetas de freno de tal forma que apenas alcanzan con la punta de los dedos las manetas.
Aparte, es imprescindible que nuestro cuerpo esté colocado de tal forma que el centro de gravedad del conjunto bici/ciclista se encuentre lo más centrado posible entre ambos ejes o, a lo sumo, ligeramente adelantado.
Una posición demasiado retrasada quita peso a la dirección restando capacidad de agarre en la rueda delantera mientras que una colocación demasiado adelantada añade dificultad a la hora de meter la bici en las curvas creando a su vez inestabilidad en el tren trasero.
4. Agárrate abajo
Un rápido vistazo a la cinta de manillar de los compañeros de grupeta nos permite descubrir cómo la mayoría de ellas se encuentran claramente desgastadas por la parte superior y la zona de las manetas y, sin embargo, se mantienen impolutas en la curva del manillar.
Cuando preguntamos por qué nunca se sujetan en esa zona la respuesta en la mayoría de los casos se debe a la sensación de inseguridad que les genera esa posición, a menudo por unas medidas incorrectas que, en algunos casos, hace que apenas alcancen dicho agarre.
Sin embargo, sujetos abajo logramos un agarre más sólido que nos evitará sustos en caso de un bache imprevisto. Además, al bajar el tronco también lo hace el centro de gravedad con lo que mejoramos la estabilidad. Por último, y quizás lo más importante, accionamos los frenos desde una posición donde podemos ejercer mayor palanca, logrando así una capacidad de detención mucho más eficiente.
5. El freno delantero es el que te para
El miedo a no poder detener la bici cuando la velocidad aumenta en las bajadas y la siguiente curva se acerca inexorablemente es sin ningún atisbo de dudas la situación más estresante a la que se enfrentan quienes sufren en los descensos. Ser consciente de la técnica adecuada a la hora de detener la bici nos puede ayudar a lidiar con este temor.
Como norma general deberemos frenar con la bici recta mientras nos aproximamos a la curva ya que hacerlo con la bici inclinada puede llevar a una pérdida de adherencia en alguna de las ruedas. Si esto sucede en la delantera la caída es prácticamente inevitable.
Aplicaremos mayor o menor intensidad según la velocidad que llevemos y si la curva es más o menos cerrada, pero siempre de forma progresiva y haciendo mayor hincapié en el freno delantero que es el que realmente detiene la bici, usando el trasero como mero apoyo. Retrasar el culo lo que nos permita el sillín y añadir un punto de tensión a los brazos nos ayudará a sujetar la frenada y ser capaces de aplicar más fuerza.
El meollo de la cuestión llega cuando alcanzamos el punto de entrada a la curva donde deberemos luchar contra nuestra cabeza para aflojar la frenada e inclinar la bici hacia el interior del giro. Si seguimos ejerciendo fuerza nos será complicado girar la bici por el peso extra que soporta el neumático delantero.
Durante la trazada, si el radio de la curva lo permite, soltaremos los frenos para dejar correr la bici hacia la salida por la parte exterior del giro mientras que, si la curva es muy cerrada o inclinada nos podemos ayudar del freno trasero para mantener la bici en la línea deseada.
6. Controla la inclinación
¿Cómo gira la bici? Una pregunta aparentemente sencilla pero a la que pocos saben dar la respuesta adecuada. Evidentemente, es la fuerza que ejercemos sobre el manillar la que provoca que la bici gire, aunque no de la forma que pensáis.
A más de 30 km/h la bici tiende a mantener su posición recta gracias al efecto giroscópico que provocan las ruedas girando. Es al ejercer una fuerza sobre el eje de la delantera cuando la reacción resultante provoca que el conjunto se incline de forma que si giramos el manillar hacia la derecha la bici se inclina hacia el lado izquierdo mientras que si giramos el manillar a la izquierda la bici se dirige hacia la derecha. Al contrario de lo que podríamos intuir. Es lo que en el mundo de las motos conocen como hacer contramanillar.
Conociendo esta reacción y aplicando fuerza de forma consciente y controlada logramos tener una herramienta que nos permite lograr el grado de inclinación deseado en cada momento sabiendo que podemos enderezar la bici en caso necesario con una ligera presión de nuestros brazos.
7. Anticípate
No hay nada más estresante en un descenso como esa sensación de que se nos acumula el trabajo y que nos vamos encontrando con una sorpresa detrás de otra. Este es un punto al que jamás deberíamos de llegar ya que tarde o temprano acabaremos cometiendo un error que nos puede llevar al suelo.
Para evitar que nos suceda nada mejor que prever lo que vamos a encontrar levantando la vista y mirando lejos de forma que podemos intuir el trazado de las siguientes curvas antes de que lleguen, tratar de ver coches que se aproximan unas curvas más abajo o descubrir con tiempo para evitarlo cualquier obstáculo en la calzada.
También importante a la hora de utilizar la vista es tener en cuenta la tendencia a dirigir la bici hacia el lugar donde miramos. No es raro que en ocasiones tratemos de evitar un bache, dejemos los ojos fijos en él y lo que consigamos es que la bici acabe pasando sobre el mismo. Sin embargo, podemos utilizar esta tendencia en nuestro beneficio si, a la hora de trazar una curva, fijamos la vista en el vértice de la misma y, tras pasarlo, en el punto de salida.
8.Conoce la bajada
Es evidente que en una carretera conocida siempre descendemos con mayor confianza que por un puerto que recorremos por primera vez. Por suerte, hoy en día contamos con herramientas que nos permiten saber lo que vamos a encontrar.
Nada mejor para descubrir los pormenores de un descenso que la herramienta Street View de google con la que podemos recorrer cada metro de prácticamente cualquier carretera, visualizando el tipo de curvas con que cuenta o el estado general del asfalto.
Ya en la bici, nuestro ciclocomputador GPS nos puede resultar de gran ayuda para predecir lo que nos va a ir deparando el descenso. Si seleccionamos una pantalla con el mapa podemos echar un vistazo rápido entre curva y curva al trazado de la carretera para conocer qué es lo que viene a continuación.
9. Relájate
Resulta complicado recomendar a alguien que tiene miedo a bajar con la bici que la solución está en relajarse. Sin embargo es algo que tenemos que tratar de aplicar por todos los medios ya que la tensión muscular en brazos y piernas provoca que no podamos actuar sobre la dirección con precisión o suframos cada mínima irregularidad de la carretera.
Un truco útil es fijarnos en que llevamos los brazos semiflexionados sobre el manillar en vez de rectos. También nos puede ayudar, cuando sintamos que nos vamos agarrotando, el sacudir brevemente los brazos y las piernas para soltarlos.
10. Practica
Como cualquier otra habilidad psicomotriz, la repetición y la práctica llevan a dominarla cada vez más. Buscar rutas en las que encontremos bajadas y poner en práctica los puntos anteriores nos hará cada vez mejores bajadores.
Otra inestimable ayuda es contar con algún compañero que baje bien y que tenga la paciencia de ir marcándonos las trazadas sin forzar el ritmo para ir ganando confianza poco a poco.
¿Tienes algún truco más que utilices para sentirte más seguro en los descensos? Cuéntanoslo en nuestras redes sociales.