La UCI castigará a los ciclistas que compitan en carreras e-bikes de la FIM

La guerra está abierta: FIM y UCI se disputan la competición de e-bikes.

Y fruto de esta disputa, la UCI ha anunciado que castigará a los ciclistas que compitan en las pruebas que organiza la FIM (Federación Internacional de Motocicletas). Es más, piensa enfrentarse legalmente a la celebración de varios eventos organizados por la FIM, entre los que destaca el E-Bike Enduro World Cup que se preveía para principios de junio en Francia.

UCI Vs. FEM: la guerra está servida

Se preveía y se prevé, porque la FIM afirma por su parte que va a plantar cara a la UCI en esta disputa, y que también presentará su denuncia contra los eventos que organiza la propia UCI.

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Está claro que el sector de mayor crecimiento del ciclismo (o del motociclismo) como son las e-bikes, son un jugoso caramelo para ambas. Y el debate nace porque la línea que separa una bicicleta propulsada con ayuda eléctrica y una motocicleta con pedales es muy delgada. De hecho, el debate en torno a las e-bikes viene de antes de este conflicto entre UCI y FIM, y ya se han alzado algunas voces críticas que opinan que no se trata de ciclismo en sí.

El pastel que está en juego es grande: celebración de pruebas, derechos televisivos y la posibilidad de crear desde cero un campeonato de e-bikes. Al final, se trata de dinero más allá de si se trata de una bici o de una motocicleta.

En qué consiste la norma de la UCI contra la FIM

Es sencillo: la UCI ha marcado todos los eventos planeados por FIM como “prohibidos”. Esto implica que si un corredor con licencia UCI decide participar en una prueba FIM, se expone a durísimas medidas disciplinarias, sanciones e incluso la retirada de su licencia UCI. Así de contundente es el reglamente que ha implementado la UCI.

Según fuentes de la propia UCI, ya habían informado de estas medidas a la FIM allá por 2017, ante la previsión de la celebración de diferentes pruebas por parte de la FIM y con el objetivo de clarificar la situación.

Por su parte, FIM tiene también sus razones. Argumenta que las bicicletas con asistencia eléctrica no son bicicletas simples ni tampoco son productos recientes, ya que FIM lleva décadas respaldando su creación y aceptación social.

Quizá, en esta guerra abierta, la UCI cuente con la grandísima ventaja de que la industria de las e-bikes es casi totalmente la de los fabricantes de bicicletas que se han incorporado a este nuevo segmento. Esto es un argumento fortísimo porque, honestamente, la industria será la que decante gran parte de la balanza. Es verdad que marcas como Yamaha o Harley Davidson han sacado modelos o prototipos de e-bikes, pero es algo residual. Ya no hay marca de bicicletas que no tenga su propia gama de e-bikes.

La UCI además interpela a la FIM sobre el trabajo ya consolidado por su parte, sobre todo en la elaboración de una normativa ya implementada sobre las carreras de e-bikes. Una normativa, además, que bebe de una legislación más global: la legislación europea, que contempla a estos vehículos con asistencia al pedaleo hasta los 25 km/h como bicicletas. Otro argumento más para la UCI, que parece ser el bando fuerte en esta pelea.

Otro punto a considerar, es que el COI (Comité Olímpico Internacional) considera a la UCI legítima dueña de las e-bikes, pero también es cierto que la FIM no forma parte hoy por hoy de los Juegos Olímpicos, así que no es un organismo competente con respecto a ella. La UCI ya anunció que incorporaba a las e-bikes y que celebrará el primer Campeonato del Mundo.

Ambos, UCI y FIM, afirman que fueron las primeras en incorporar las e-bikes a sus competencias. Pero ese no parece ser un argumento diferenciador ni suficiente.

Parece que estamos en una nueva guerra de bloques: VHS contra Beta; Blueray contra Toshiba; ruedas de 27,5” frente a ruedas de 29”; frenos de zapata frente a frenos de disco; y así un sinfín de disputas, cuando lo importante debería ser promover el uso de e-bikes y vehículos sostenibles con la movilidad y el medio ambiente.