Lo último en dopaje viene de un gusano marino, no es detectable y podría llevar en el pelotón un par de años
De nuevo, la sospecha del dopaje vuelve a planear sobre el ciclismo tras publicar el diario francés l’Equipe una información acerca de los increíbles beneficios en el rendimiento que se lograrían con el uso de la hemoglobina procedente del gusano arenícola marina, comúnmente conocido como gusano de arena. Un método de dopaje que podría estar circulando en el pelotón desde hace años.
El dopaje sanguíneo encuentra un resquicio con el uso de hemoglobina de gusanos de arena
Si un deporte no se va a sacudir nunca el sambenito del dopaje ese es el ciclismo. Tras un oscuro pasado de prácticas dudosas, que tuvo su momento álgido durante la primera década de este siglo todo parecía indicar que se había conseguido poner coto al uso de sustancias prohibidas y que la los profesionales habían renunciado definitivamente a esa vía para mejorar su rendimiento.
Sin embargo, cada cierto tiempo aparecen noticias y rumores en un constante ruido de fondo que no termina de conceder al ciclismo la credibilidad necesaria para sacudirse su pasado. La última de estas noticias es la publicación por parte del diario francés l’Equipe de una información apuntando a las propiedades de la hemoglobina de los gusanos marinos arenícola marina, un tipo común de gusanos que se pueden encontrar en zonas arenosas y que son habitualmente utilizados por los pescadores como cebo.
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En el año 2007 el investigador francés Franck Zal descubrió las propiedades de la hemoglobina presente en los glóbulos rojos de estos gusanos. Os recordamos que la hemoglobina es una proteína presente en los hematíes responsable de que el oxígeno se fije a estos permitiendo así su transporte hasta los músculos. Durante los años del dopaje sanguíneo a base de transfusiones, uso de EPO, etc. el objetivo era precisamente ese, mejorar la capacidad del organismo del ciclista para llevar oxígeno a los músculos algo que en la actualidad suplen en gran medida las concentraciones en altitud que prácticamente todos los ciclistas llevan a cabo semanas antes de sus grandes objetivos.
Según las investigaciones del doctor Zal, que patentó su descubrimiento y creó la compañía Hemarina para comercializar productos basados en esta hemoglobina de los gusanos arenícola marina, los glóbulos rojos de estos son capaces de transportar 40 veces más oxígeno que los humanos al ser mucho más pequeños y poder circular con mucha mayor facilidad.
Aparte son compatibles con todos los grupos sanguíneos y no provocan variación en el hematocrito como sí ocurre si se aporta hemoglobina humana mediante transfusiones o su sustituto habitual de origen vacuno. Este último aspecto es uno de los principales parámetros que se controla en el pasaporte biológico, un perfil de valores sanguíneos que todo ciclista profesional ha de poseer en base a los controles antidopaje realizados. La variación no justificada de estos parámetros es señal suficiente para poner a un ciclista en el punto de mira como sospechoso de dopaje e incluso, en casos claramente evidentes incluso para proceder a su sanción.
Sin duda, el pasaporte biológico ha sido el gran arma de la UCI para cortar con el dopaje y, sin embargo, descubrimientos como el de la hemoglobina de estos gusanos marinos ahora hace tambalear su efectividad. Aparte, esta sustancia tiene otra ventaja como producto dopante y es que su vida media en el organismo es de apenas unas horas lo que complica su detección aunque sí es una sustancia que se pueden encontrar en los análisis.
El propio doctor Zal afirmaba que un conocido ciclista había contactado con él para poder disponer de esta sustancia que, por cierto, aún no cuenta con la aprobación de la Unión Europea para su utilización en seres humanos.
Esto debe de ser una señal de advertencia para la UCI y la AMA para no bajar la guardia en la lucha antidopaje y redoblar su esfuerzo en la realización de controles sorpresa además de seguir trabajando en mejorar aún más la precisión del pasaporte biológico que, visto lo visto, podría estar circulando ya en el pelotón sin que aún lo supieran ya que, aunque los reanálisis de cientos de controles buscando este tipo de hemoglobina no han mostrado su presencia, la escasa duración en el cuerpo del ciclista hace que no se pueda descartar nada.