Van der Poel quería intentar algo cuando rompió el manillar, cambió el plan y ayudó a que ganara Merlier
Van der Poel es un gran ciclista. Pero no porque lo digamos nosotros, sino porque los hechos hablan por sí solos. Lo que ocurrió ayer en Le Samyn dan fe de ello.
Van der Poel: de favorito a gregario
Un ciclista excelso es aquel que sabe ganar y que sabe arar. Mathieu Van der Poel, normalmente, es el que gana, pero para hacerlo a menudo necesita de otros compañeros que aren. Sin embargo, en la Le Samyn de ayer, viendo que la situación no le iba a permitir ganar, hizo de gregario con todo el gusto del mundo.
Porque Mathieu Van der Poel llegó al último tramo controlando la carrera y preparando el sprint de su compañero, Tim Merlier. ¿Por qué? Porque era consciente de que él no tenía nada que hacer. ¿Y por qué no tenía nada que hacer? Pues porque llevaba partido el manillar.
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Así, literalmente, es lo que sucedió. El bueno de Mathieu Van der Poel se autorelegó a un segundo plano y trabajo para otro como sin esfuerzo alguno.
Cómo sucedió la rotura del manillar de Van der Poel
Tim Merlier probó el dulce sabor de la victoria y fue directo a abrazar a Mathieu Van der Poel. El Alpecin-Fenix se llevaba Le Samyn. Pero había una víctima: toda la maneta de freno derecho y esa parte del manillar de la Aeroad Aero Road Racer de Canyon de Van der Poel estaba literalmente colgando.
No se han conseguido aún las imágenes del momento en que el ciclista holandés partió esta parte de la pieza, seguramente porque ejercería una fuerza mayúscula sobre una parte ajustable que, si se aprieta de más, puede provocar rotura.
El pavé de Le Samyn siempre es exigente con estos componentes, pero quizá no hasta ese nivel. Pero qué más da: lo importante es que el bueno de Van der Poel controló toda la carrera en su etapa final para evitar cualquier fuga, y lo hizo con una mano como aquel que dice.
El propio Merlier lo reconoció en línea de meta: “Mathieu nos avisó que iba a intentar algo, pero justo después nos dijo que había roto su manillar, y que iba a trabajar para que yo ganase”.
No es que Van der Poel no lo hubiese intentado, de hecho de momento no hay prueba en la que no lo haya intentado: ganó la primera etapa del Tour de UAE, e intentó una fuga similar a 80 kilómetros en la Kuurne-Brussel-Kuurne. En esta ocasión midió menos distancia, para evitar lo que ocurrió entonces, y saltó a algo más de 40 para meta. Pero no pudo recoger los frutos de ese intento.
Poco después partía el manillar. Y la rapidez con la que comprendió qué debía hacer ponen de manifiesto lo gran ciclista que él. Merlier se lo agradeció, y el ciclismo también.