El COI sugiere vetar a todos los deportistas rusos y bielorrusos... ¿cómo afectaría eso al ciclismo?
Los organismos deportivos están tomando decisiones duras respecto a Rusia y su aliado Bielorrusia tras la invasión de Ucrania.
La final de la Champions League de fútbol, que debía disputarse en San Petersburgo, lo hará ahora en París. La Fórmula 1 ha suspendido el Gran Premio que debía tener lugar en Sochi. El ciclismo, por ahora, se ha 'librado' porque no hay carreras importantes previstas en los territorios de estos dos países. Sin embargo, ahora el COI pide que se vete a los deportistas rusos y bielorrusos de las competiciones internacionales. Así que nos preguntamos: ¿puede aplicarse esto al mundo del ciclismo? ¿Y cómo podría afectarle esa decisión? Por de pronto, el equipo Gazprom ya se ha quedado sin proveedor de bicis.
El veto a ciclistas rusos: ¿solo en Mundiales y Europeos?
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En un principio, la Unión Ciclista Internacional se había limitado a condenar en un comunicado las operaciones militares contra Ucrania y a pedir el cese de las hostilidades, pero aclarando que "no está programado ningún evento de la UCI en Rusia o Bielorrusia en 2022". Así, evitaban tomar medidas. En realidad, eso no es exactamente cierto, pues su propia web recoge 3 competiciones muy menores: en pista, están el Gran Premio de Moscú y el Gran Premio de San Petersburgo (ambos de Clase 2, deben correrse en mayo); y, en carretera, los 5 Anillos de Moscú, en junio.
Esta última es una carrera de categoría 2.2 (la más baja), en la que, por lo general, solo participan equipos rusos y de su entorno inmediato: Bielorrusia, Kazajstán, Uzbekistán... incluso hubo un club el año pasado de la región de Crimea, perteneciente a Ucrania pero invadida por Rusia en 2014. De modo que lo más probable es que la UCI no pueda evitar que estos pequeños eventos se celebren (dependerá de los organizadores, más bien), aunque sí podría retirarle su reconocimiento.
Sin embargo, ayer el Comité Olímpico Internacional (COI) acordó "recomendar a las federaciones y los organizadores de eventos que no inviten o permitan participar a atletas y representantes rusos y bielorrusos en competiciones internacionales". Y David Lappartient, el presidente de la UCI, se apresuró a retuitearlo en su cuenta oficial. Así que parece que el máximo organismo del ciclismo estaría por lo menos planteándoselo. Pero, ¿cómo se articularía esto?
Primero, hay que recordar que una de las particularidades de este deporte es que la UCI solo decide directamente sobre Mundiales y Copas del Mundo, mientras que la Unión Europea de Ciclismo (UEC) es la responsable de los Campeonatos Europeos. Pero el Tour de Francia, el Giro de Italia, la Vuelta a España, las grandes clásicas o la Cape Epic, por poner algunos ejemplos muy mediáticos, son todos privados. Desde luego, el gran órgano rector puede presionar a los organizadores, pero no decirles a quién invitar.
Solo hay un equipo, el Gazprom... pero muchos corredores
Por cierto, se da el caso de que, desde que en 2020 el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) decidiera suspender por dopaje a todos sus entes, el país ya no puede presentarse a estas competiciones internacionales bajo el nombre de Rusia, sino como Federación Rusa de Ciclismo. Ahora, lo más probable es que sus corredores ni siquiera puedan competir, así como los bielorrusos.
Esto tendría consecuencias sobre todo en la pista, en cuyos últimos mundiales sacaron 6 medallas. En carretera, hace mucho que no consiguen metales en categoría élite: desde 2009, con Alexandr Kolobnev (es curioso que Bielorrusia lo logró hace menos, pero con el también ya retirado Vasil Kyrienka); y, en los últimos años, han presentado a equipos bastante flojos. Por fin, en mountain bike podríamos tener un afectado bastante ilustre: Anton Sintsov, ganador de varias pruebas en España, y que hace muy poco fichaba por el Orbea Factory Team.
Otra medida que podrían coordinar la UCI y los organizadores sería excluir al único equipo profesional ruso que existe en la actualidad: el Gazprom-RusVelo, cuyo patrocinador principal es la compañía gasística estatal. En el fútbol, la UEFA y el Schalke 04 alemán ya ha roto sus acuerdos publicitarios con ellos, por ejemplo. Aunque es de 'segunda división' (ProTeam), tiene a varios corredores conocidos entre sus filas, como Ilnur Zakarin (podio en la Vuelta a España 2017) en su última temporada como profesional, Ivan Rovny o Sergey Chernetsky. También gente muy en forma, como el italiano Matteo Malucelli (ganador de etapa en el último Tour de Antalya) o el joven checo Mathias Vacek, que venció de manera sorpresiva en el UAE Tour. E incluso anda por allí el español José Manuel Díaz.
Sin embargo, este equipo ruso ya ha recibido invitaciones para tomar la salida en varias carreras, incluida la Volta a Catalunya. Antes, debería estar en la Tirreno-Adriático, que empieza en solo una semana, y en la Milán-Sanremo, el 19 de marzo. Y quizá retirarle esas wild cards sea algo problemático. Además, aunque su licencia es rusa, parece que tiene la sede en Suiza, lo que podría complicar el aspecto legal de las sanciones. Eso sí, otra cosa hubiera sido hace 6 años, cuando dos de las grandes escuadras de la élite eran rusas: el Tinkoff de Alberto Contador y el Katusha-Alpecin de Purito Rodríguez.
En cualquier caso, decida lo que decida la UCI, parece que la escuadra lo tendrá difícil para presentarse en estas competiciones por un estrangulamiento puramente comercial. Porque lo que esta mañana considerábamos probable (que los socios y proveedores de material del Gazprom huyeran ante la mala publicidad que el equipo pueda generarles) ya se ha materializado esta tarde: las marcas francesas Look (de bicicletas y pedales) y Corima (ruedas) han anunciado que disuelven su alianza con ellos.
"En vista de las espantosas e imperdonables noticias recientes, hemos decidido detener nuestro apoyo técnico al equipo Gazprom-RusVelo", han subrayado ambas marcas, del mismo grupo, en un comunicado publicado en sus redes sociales. Está por ver si seguirán su ejemplo las italianas Biemme, que les hace maillots y demás prendas de ropa, y Campagnolo, que les suministra los componentes. Limar (cascos), Prologo (sillines) y Northwave (zapatillas) también figuran entre sus proveedores.
Una segunda posibilidad bastante más remota es vetar a todos los ciclistas rusos de cualquier equipo. Eso quizá sería, además, bastante injusto, por casos como el de Pavel Sivakov. Nacido en Italia y crecido en Francia, el del Ineos-Grenadiers ya se ha manifestado públicamente en contra de la guerra iniciada por Putin, y ha pedido que no se culpe de ello a todos los ciudadanos del país. También estaría entre los más conocidos Alexandr Vlasov, del Bora-Hansgrohe, y uno de los favoritos de 'segunda línea' para el Tour de Francia, después de ser cuarto en el pasado Giro de Italia.
Además de Sivakov, son ya numerosos los casos de ciclistas que se han pronunciado contra la guerra: Wout Van Aert, Tao Geoghegan Hart, Fabio Jakobsen o la ucraniana Yana Belomoina son algunos de ellos. También Yaroslav Popovych, el excorredor ucraniano y hoy director deportivo del Trek, ha pedido por redes sociales ayuda para su país, e incluso se plantea volver allí para empuñar un arma.
Ante esta presión, es muy posible que la UCI se vea obligada a dar un paso al frente y hacer algo. ¿Pero qué? Y, sobre todo, ¿cuánto de efectiva puede resultar cualquiera de estas medidas hoy en día, cuando la presencia de Rusia en el ciclismo profesional ya se ha reducido significativamente respecto a años pasados?