Vingegaard gana un Tour para la historia: repasamos todos los vencedores

Carretera 24/07/23 10:26 Sergio P.

Se acabó un Tour de Francia 2023 que nos deja sensación de carrerón. Ya casi no recordamos cuando hace casi un mes arrancaba la carrera en las abarrotadas calles de Bilbao. Tres semanas en las que hemos vivido etapas memorables y en las que Jonas Vingegaard ha sabido ir construyendo día a día una de las victorias más contundentes, merced a las diferencias, de los últimos tiempos.

El Tour de Francia 2023 hace honor a su título de mejor carrera del mundo

A menudo en los medios solemos abusar del adjetivo histórico, sin ir más lejos, con el Tour de Francia del año pasado. Sin embargo, resulta tentador volver a utilizarlo para calificar también esta edición 2023 en la que hemos podido disfrutar de etapas realmente apasionantes y atractivas. Cierto es que también ha habido jornadas de transición anodinas aunque, dada la competitividad mostrada por los ciclistas, se les puede perdonar.

Y es que, conviene de vez en cuando dar unos pasitos atrás y observar con perspectiva. Muchos no son conscientes de la época dorada que está viviendo el ciclismo en estos últimos años gracias a un selecto grupo de corredores en los que pesa más su ambición, ganas de dar espectáculo y, sobre todo, divertirse sobre la bici que no dudan en lanzarse al ataque a la menor oportunidad siguiendo su instinto antes que el potenciómetro.

21 días de espectáculo

La Van Rysel NCR CF es una superventas en carbono y ahora está rebajada a un precio que pocos imaginarían

¿Tienes bien ajustado tu sillín?

Pros y contras de contar calorías si buscas perder peso

Configura tus manetas al milímetro con esta guía

¿Caducan los cascos de ciclismo?

Qué podemos hacer para intentar mejorar nuestra velocidad en subidas

Un Tour de Francia 2023 que arrancaba con el mes de julio con el tríptico de etapas vascas, donde una de las mejores aficiones del mundo demostró, con su afluencia masiva y su pasión por qué muchos ciclistas incluyen cada año pruebas como la Itzulia o la Clásica de San Sebastián en sus calendarios.

Un tríptico vasco que ya nos dejó entrever que Tadej Pogacar, pese a que su aproximación hacia el Tour de Francia no había sido la idónea a causa de la caída sufrida en Lieja, iba a dar la batalla por el amarillo con su estilo agresivo e incansable. Nos dejó la primera etapa la baja de dos de los favoritos, Enric Mas y Richard Carapaz cuya presencia a buen seguro hubiera dado juego durante el Tour.

Con la carrera aún casi calentando llegaban lo Pirineos en los que Jonas Vingegaard golpeaba primero con un duro zarpazo en el Marie Blanque. Si repasamos la carrera a posteriori, junto a la crono, los dos momentos claves de este Tour de Francia, habiéndose dedicado el resto del Tour de Francia a defenderse como gato panza arriba resistiendo, mejor o peor, las constantes acometidas del esloveno, en todo caso, sin ceder grandes diferencias.

Tras esta primera jornada montañosa muchos eran los que daban el Tour por prácticamente sentenciados en lo que se achacaba a una preparación justa de Tadej Pogacar o un exceso de desgaste durante la primavera que le pasaba factura, sin tener en cuenta que ambos ciclistas se plantaban en el Tour con prácticamente los mismos días de competición y que las planificaciones y métodos de entrenamiento actuales permiten realizar perfectamente dos picos de forma.

Total, que Jumbo-Visma quiso aprovechar la debilidad de Pogacar justo al día siguiente para dejar sentenciada la prueba y por poco les cuesta caro. Una respuesta del esloveno que provocó que, a partir de ese momento, se mostraran mucho más cautos, pasando a la defensiva.

Una actitud que se vio clara en la llegada al Puy de Dome donde sólo pudimos ver pelea en los kilómetros finales donde nuevamente, Pogacar arañaba segundos pero no conseguía doblegar a Vingegaard.

Desde ahí nos dirigimos a los Alpes que comenzaron como terminaba el paso por el Macizo Central, con ambos rivales vigilándose camino de la Grand Colombier. Sin embargo, al día siguiente en uno de esos finales clásicos del Tour de Francia, de nuevo nos regalaban otra etapa memorable, con el grupo principal reducido a la mínima expresión desde los primeros compases. Batalla que tuvo su colofón en las rampas del Joux Plane en las que Pogacar a punto estuvo de dinamitar la carrera cuando su ataque parecía fructificar. Sin embargo, visto a posteriori, este día empezó realmente a ganar Jonas Vingegaard el Tour de Francia cuando tuvo la tranquilidad y las fuerzas para ser capaz de cerrar el hueco cuando ya había perdido la rueda del esloveno.

Ni que decir de la fantástica victoria que no regaló este día Carlos Rodríguez, que nos hacía soñar con el podio y que se sumaba a las no menos grandes victorias de etapa que lograron en los días anteriores, primero Pello Bilbao y después Ion Izagirre, acabando así con una sequía de victorias españolas que se remontaba al año 2018.

Llegábamos, tras una tercera etapa alpina que también terminó en tablas, a la única contrarreloj de este Tour de Francia. Una etapa de lucha individual que fue criticada desde el minuto en que la carrera se presentó allá por el mes de diciembre tanto por su escasa longitud como por ser la única jornada contra el crono de la carrera. Ninguno podíamos esperar lo que se venía encima sobre un trazado tremendamente complicado.

Tadej Pogacar realizaba una contrarreloj portentosa, sacando más de un minuto a un Wout van Aert que, pese a haber sido un importante baluarte para Jumbo-Visma durante el Tour no ha brillado al nivel que nos tiene acostumbrados. Pero es que por detrás venía arrasando, parcial tras parcial, sus tiempos Jonas Vingegaard que le endosaba más de minuto y medio al esloveno, en tan sólo 22 kilómetros. Unas diferencias de otra época que prácticamente suponían la puntilla a la carrera.

Y es que, el hundimiento al día siguiente de Pogacar camino de Courchevel no fue sino la consecuencia de todo el esfuerzo acumulado sumando a una preparación de mínimos debido a la lesión en el escafoides que le tuvo varias semanas sin poder salir a la carretera justo cuando faltaban 2 meses para el inicio del Tour, justo el periodo de preparación más específica cuando se afronta una cita importante según todos los manuales de entrenamiento.

En todo caso, la jornada reina en los Alpes no fue sino el colofón al sólido Tour de Francia de Jonas Vingegaard. Únicamente restaba la jornada a través de los Vosgos que nos deparó intensidad pero sin la emoción de cara a la clasificación. Aun así, los favoritos no desdeñaron la etapa y Tadej Pogacar tiró de pundonor para demostrar que lo de Courchevel había sido un mal día. Se iba el esloveno con una segunda victoria de etapa que endulza la decepción por no haber podido alcanzar el amarillo.

Reyes de la velocidad

El maillot verde del Tour, pese a no contar con la enjundia del amarillo del líder, continúa siendo una prenda tremendamente cotizada. Sin embargo, al igual que ocurrió el año pasado con el logrado por Wout van Aert, en esta edición, aunque de forma diferente, la lucha apenas tuvo emoción. La causa fue el dominio aplastante de Jasper Philipsen en las llegadas que encontraba en un Mathieu van der Poel, en un rol muy diferente al que nos tiene acostumbrados, un lanzador de lujo.

Conquistaba el de Alpecin-Deceuninck nada menos que 4 etapas, todas ellas vencidas con una total contundencia. Sin embargo, se le hacía larga la semana final, no pudiendo poner la guinda al pastel, pese a un nuevo lanzamiento de manual por parte de Van der Poel, en la llegada a los campos Elíseos que vencía de forma inesperada el velocista de Bora-Hansgrohe Jordi Meuss. Apenas una migaja que quedaba para él y para Mads Pedersen que conseguía no irse de vacío al apuntarse la etapa 8.

Otro que estuvo cerca de la victoria en varias etapas fue Mark Cavendish, que llegaba a su ¿último? Tour de Francia con la clara intención de batir el récord de triunfos parciales en esta carrera en el que se haya empatado con Eddy Merckx. Sin embargo, el británico tenía que decir adiós a la carrera en esa misma octava etapa, en una caída tonta, de esas en las que nunca te haces nada pero que a él le supuso dejarse la clavícula.

Ciccone devuelve la montaña a Italia

Más emocionante si cabe estuvo una clasificación que, en los últimos años, había estado bastante descafeinada en el Tour de Francia. Tradicionalmente el maillot de puntos rojos que reconoce al rey de la montaña ha sido una prenda tremendamente prestigiosa y luchada. Sin embargo, el sistema de puntuación actual, en el que se priman especialmente los finales en alto, ha hecho que, sin ir más lejos el año pasado cuando lo venció Vingegaard, este jersey acabe en manos de hombres de la general.

No ha sido así este año, donde ha sido luchado a conciencia por un Giulio Ciccone que se lo planteaba, desde el inicio del Tour de Francia, como objetivo específico. De hecho, comenzaba a amasar una buena dosis de puntos en la primera etapa pirenaica, en dura pugna contra Felix Gall, el que ha sido su principal rival aunque, finalmente, el austriaco decidiera primar la defensa de su Top10 que la lucha por el maillot en la jornada final de los Vosgos.

Mientras duró la lucha, ambos nos ofrecieron un gran espectáculo, sobre todo el italiano que era prácticamente un habitual de la fuga del día y que, con su triunfo en esta clasificación, devuelve el maillot de puntos rojos a Italia. Algo que no sucedía desde que Claudio Chiappucci lo lograra en el año 1992, el de aquella mítica etapa con su cabalgada imposible camino de Sestriere que puso contra las cuerdas al mismísimo Miguel Indurain.