Volumen por kilómetros o por horas ¿qué es mejor?
A la hora de cuantificar el volumen de entrenamiento hay dos formas de hacerlo, contar los kilómetros que hacemos o el tiempo que pasamos sobre la bici. La lógica indica que la forma adecuada de cuantificar este parámetro sería contar las horas empleadas en pedalear sin embargo, tradicionalmente, los kilómetros realizados han sido la vara de medir.
Y tú, ¿cuentas horas sobre la bici o kilómetros recorridos?
En muchos aspectos el ciclismo continúa siendo un deporte muy clasista, sobre todo, si nos referimos al ciclismo de carretera, y muchas costumbres van pasando de generación en generación sin que nadie se plantee el por qué de las mismas o si resultan lo más adecuado.
Una de ellas es la de contabilizar los kilómetros realizados como medida del volumen de entrenamiento, algo que incluso se estilaba ya antes de que los primeros cuentakilómetros hicieran su aparición como accesorio inseparable de la bici. De hecho, a quién no le han preguntado nunca o a contado, para definir su nivel, los kilómetros que realiza anualmente.
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Aunque contabilizar los kilómetros realizados se ha estilado tradicionalmente en el ciclismo, es una costumbre que se asentó cuando empezaron a aplicarse las metodologías de entrenamiento estructuradas cuyo origen se sitúa en el atletismo, disciplina que basa todos sus entrenamientos de carrera en la distancia y el ritmo. De hecho, para medir la velocidad se utilizan los minutos por kilómetro como unidad y el lugar de entrenamiento por excelencia ha sido la pista donde series e intervalos se pueden medir al centímetro.
Sin embargo, en ciclismo utilizar la distancia resulta cuanto menos extraño. No realiza el mismo volumen de entrenamiento alguien que hace 100 kilómetros en las llanuras castellanas que quién se enfrenta a un recorrido de 100 kilómetros subiendo y bajando puertos en los Pirineos. Es por ello que el tiempo sobre la bici y no la distancia debería ser usado siempre como dato principal a la hora de cuantificar el volumen, sobre todo, si nuestros entrenamientos ya cuentan con cierto toque de seriedad y planificación.
Incluso si siempre nos movemos por los mismos recorridos, donde el parámetro de la distancia nos podría valer para cuantificar el volumen realizado, con el avance de la temporada y la mejora en nuestro estado de forma las velocidades medias van a ir aumentando y, por tanto, una misma cantidad de kilómetros significará un volumen de entrenamiento menor.
En cualquier caso, sobre todo a nivel cicloturista, los kilómetros siguen siendo ese parámetro del que presumir y con el que asombrar al personal, sobre todo si estamos contando nuestras hazañas sobre la bici a alguien ajeno a este deporte. ¿Quién no ha recibido alguna vez como respuesta: “si haces más kilómetros al año tu en bici que yo en coche”?
También se suele usar el método de los kilómetros cuando entrenamos en un lugar más o menos controlado lo que, además, nos puede servir como referencia para comprobar la mejoría. Un claro ejemplo sería un entrenamiento de, por ejemplo, hacer x subidas a un determinado puerto. Algo parecido al caso de si fuéramos un atleta al que mandan hacer series de 400 m en la pista de atletismo.
Sea cual sea el método que elijáis lo que es esencial, si nuestra intención es mejorar sobre la bici, es usar una medida para cuantificar el volumen. Lo que no se mide no se puede mejorar y si nuestro objetivo es tan sencillo como “montar más en bici” no lo sabremos hasta que no contabilicemos de alguna forma, ya sean kilómetros u horas, lo que realmente hacemos algo que, por suerte, hoy en día es sumamente sencillo con los ciclocomputadores actuales y las aplicaciones en las que almacenar todas nuestras salidas que habitualmente hacen todos esos cálculos por nosotros.