Woody Allen también se opone a las bicicletas

Woody Allen es un popular -y prolífico- director de cine muy respetado para la mayoría de aficionados al séptimo arte. Además, su carácter, excentricidades y algunas frases que dice, -y al instante se convierten en citas dispuestas a usarse en multitud de discursos- han conseguido situar a Woody Allen como una persona pública e influyente.

Incluso si me lo permitís, en el imaginario común se tiene la idea de que Woody Allen es una persona interesante y guay a la que todo el mundo le gustaría conocer. Pues todo esa idea preconcebida seguro que cambia un poco en cuanto conozcáis que es lo que piensa sobre las bicicletas y los ciclistas en las ciudades.

Woody Allen parece muy guay, pero no le gustan las bicicletas ni los ciclistas de su ciudad

El director de cine tiene su residencia en New York, la ciudad en la que nació, y probablemente uno de los lugares más cinematográficos del mundo. Pero además, de ser escenario de una innumerable cantidad de películas, Nueva York es una ciudad ciclista.

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Por ella transcurren una gran multitud de personas que se desplazan en bici cada día, y tienen una gran cultura del ciclismo urbano. Por suerte desde las instituciones públicas son conscientes de ello y hace años que trabajan por integrar cada vez mejor la bici en la ciudad, realizando guías, ampliando su red de carriles bicis y fomentando el uso de la bicicleta para conocer la ciudad. Os recomiendo que si tenéis pensado viajar a New York próximamente le echéis un ojo a esta guía.

Bueno, puestos en situación, es hora de hablar de la polémica desatada por Woody Allen. El caso es que la ciudad de Nueva York está pensando en aumentar el carril bici, y uno de los tramos nuevos trascurre por algunas calles cercanas a la vivienda del director. Esto ha ocasionado que Woody Allen se pronuncie en contra de estos nuevos carriles bici argumentando que se dañaría la estética de las calles. Desde luego su argumento es muy respetable, aunque seguro que los beneficios que trae el carril bici son mucho mayores, y podemos llegar pensar -sin equivocarnos mucho- que no cambiará tanto la fisionomia urbana.

A estas recientes declaraciones del director habría que unirles unas que ya hizo en para New York Observer en las que decía que los ciclistas "sin control" son un gran peligro y que no le gustaba la idea de que cada vez hubiera más y más ciclistas en su ciudad.

Al menos esta vez no se han utilizado frases tan graves como las del delegado de Ryanair, pero de nuevo una figura con poder mediático se muestra en contra de la bici. Y lo peor es que sus justificaciones son tan pobres que se desvanecen ante cualquier lógica. Lo único que consiguen es seguir generando, de manera muy equivocada, desconfianza, y situar al ciclista como enemigo del tráfico.

Amigo Woody, que decepción...